Agora de Historia y Opinión

Legislar a “correcuita” no es la solución

Las prisas nunca fueron buenas, ni siquiera como consejeras.

Cuando todo son prisas, dime ¿quién se frena? Porque se te ha desatado un cordón. Cantaría Amaral en “Colegas”. Y aquí, el cordón es algo más peligroso que perder un zapato. Y el cordón desatado lo lleva más de uno, y de dos.

De entrada, lo lleva un tal Llarena que corre viento en popa a toda vela, para sacar unas euroórdenes que parecen cargadas por el diablo, si es que este existe. Unas euroórdenes que se dispararon, por la Europa “democrática”, buscando la “presa” que llevara el dorsal de “rebelión” o “sedición”, o ambos impregnados con algo de malversación, que siempre es un buen aderezo.

Pero la Europa de allende los Pirineos, no es la del gobierno progresista de la “España Cañí”. Es la Europa donde la justicia es independiente de los partidos políticos, porque las instancias superiores de la judicatura no son herederas de un régimen anterior, como ocurre en la ínclita España Global, donde sus estructuras permanecieron, cambiando de nombre. Mismo can, diferente collar. O algo así.

Es la Europa que, sin ser perfecta, ha avanzado bastante en esto de la unidad patriótica y, a la rebelión le exige violencia armada para ser delito, y a la sedición, o no existe, o necesita de violencia para ser considerada como delito, es decir tienen connotaciones diferentes de la “Spain is different”. No hablo de Turquía, porque las comparaciones suelen ser odiosas. Pero podríamos hablar de los que han echado las euroórdenes por la Barranquilla: Bélgica. Alemania, Italia…

¡Ojo! Estoy hablando de las euroórdenes contra los exiliados políticos catalanes que defendieron un Referéndum que no estaba prohibido, pero una sentencia del Tribunal Constitucional dio la razón y forma jurídica a unos recursos del Gobierno español, porque éste fue incapaz de dar solución a un problema político, y la sentencia del TC lo convirtió en “desobediencia” al suspender cautelarmente la “Ley y la convocatoria de Referéndum” aprobada por un Parlamento elegido por los ciudadanos. Y la desobediencia a dicha resolución se arropó del fantasma de la “Rebelión” y de la “Sedición”, para crear el ambiente perfecto de una Causa General contra el independentismo. Y el movimiento independentista pasó de ser una corriente ideológica que propugnaba un Referéndum de Autodeterminación, de forma pacífica, tampoco prohibido por la legislación, para ser visto como una trama criminal por los políticos de la Casa de los Leones. A partir de aquí, los tribunales controlados por el Poder Judicial, tomaron las riendas del proceso, dejando en la cuneta, el derecho al juez natural reconocido en la Constitución. Y bajo la batuta del tal Llarena y una corte de acólitos adictos al sistema de la “unagrandeylibre” fue poniendo en “solfa” el delito de Rebelión y el de Sedición, que en la actualidad no se ve por ningún lado. Y de aquí, el asunto pasó a otro que llevaba el cordón del zapato amarrado al estilo romano, a un tal Marchena, que sentó al “procés” bajo sus sacrosantas “puñetas” y al pie de la sombra del crucifijo que habían quitado para limpiarlo y darle brillo. Es decir, la sombra de la Inquisición.

Hubo prisa en “completar” el expediente del “Procés”. Hubo prisa en terminar el juicio que, quemaba en las manos del presidente del TS de la sala 2ª, la de lo penal, porque tenía puestas sus miras en un sillón del Poder Judicial. Hubo prisa en cerrar el juicio, dejando muchas incógnitas en la parte trasera del tribunal para que las defensas pasaran a la segunda fase de la contienda, ante los tribunales europeos, que esos van para largo y, mientras tanto, da tiempo a “cerrar costuras” como se dice en plan moderno, en lugar de decir que, desde el primero hasta el último la han cagado y bien cagado. Y de los que no se fueron al exilio y se quedaron a verlas venir, es otra historia con muchos enigmas. Para gustos y colores la caja de lápices Alpino da satisfacción.

A otro que se le soltó el cordón del zapato izquierdo, porque el del derecho ya lo llevaba suelto y con holgura para andar cómodo, fue un tal Pedro Sánchez, que la historia lo proteja, porque en la Casa de los Leones le dan dentelladas por doquier y lo están dejando para el “arrastre”, según las encuestas políticas y mordaces. Y, también, le corría prisa intentar echar tierra por encima, en plan simbólico.

Hubo prisa en dar el indulto a los sentenciados del “procés”, porque el Ejecutivo del gobierno más progresista de la historia carpetovetónica necesitaba del “apoyo” de una ERC que está en el Govern catalán, y parte de los indultados son de su equipo directivo. Y como había que aprobar unos presupuestos generales que estaban en la cuerda floja para poder acabar la “legislatura”, sin el respaldo de ERC la cosa iba chunga. El Farsánchez, que se hacía el remolón para sacar adelante la modificación del Código Penal, se tuvo que lanzar al ruedo y remodelar el Código Penal (CP), de prisa y corriendo, es decir a “correcuita”, a contrarreloj.

Tan deprisa ha ido la modificación que ha levantado una polvareda en todos los rincones del suelo patrio haciendo torcer el gesto a los entendidos de leyes y frotarse las manos al Deep State que vive en las buhardillas del poder, buscando las fisuras que la propia ley ha dejado al descubierto y retorcer la interpretación de la misma.  Porque ha hecho “desaparecer” la Sedición (art. 554 del CP), cambiándola de nombre y ocultándola entre la maraña de los “desórdenes públicos agravados” (art. 557, del CP) y la estulticia con que se manipula la llamada “Malversación”.

Todo ello, según, una vez, dijo el ministro de justicia Juan Carlos Campo:” para adecuar las figuras delictivas contra la Constitución y contra el orden público a nuestra realidad actual y al marco normativo de la Unión Europea”. Lo que visto desde otro punto de vista, el mío, es como decir que las collejas dadas por los países de la UE rechazando las euroórdenes, avisan de que detrás viene lo siguiente: Sentencias del TJUE, dando la razón a todos los recursos que irán llegando desde la Causa General abierta contra el movimiento independentista.

Había prisa, por parte del TS, el de la sentencia para adecuar la modificación del CP, a la sentencia que, con tanta prisa sacaron de sus “puñetas”, que ahora vista la deriva, el juez Bosch (magistrado y jurista, ex portavoz de la organización de Juezas y Jueces para la Democracia), en un interesante artículo ha dicho; “La sentencia del Tribunal Supremo revisando las condenas contra los líderes del procés, se ha convertido en un golpe a la reforma de la Sedición y a la Malversación pactada entre el gobierno de coalición y Esquerra Republicana”. También dijo que, buscar fórmulas en el Código Penal para solucionar problemas de raíz política, no es el mejor camino y recuerda al Juez Marchena, con otra colleja, que “la legislación de un país la adopta el poder legislativo y no el Tribunal Supremo”. También reparte collejas al ejecutivo advirtiéndole que “no se ha de correr tanto para cambiar las leyes”.

Y en la sala de espera, tenemos al susodicho Llarena, mirando con lupa, como deshacer el entuerto de las euroórdenes, para comenzar de nuevo la caza al “exiliado”, en especial al MHP Puigdemont, que sigue en el punto de mira del “Todoporlapatria”, que es “caza mayor”. Y, así, contentar a todos los que han perdido el culo corriendo para detener un Referéndum, que sí tuvo lugar.