La CORRUPCIÓN es el birrete del propio estado (III). La corrupción en la II República era un legado monárquico
Partiendo de uno de los mayores corruptos de la Spain imperial, un tal Duque de Lerma, favorito del III de los Felipes (S. XVII), inició la carrera de la corrupción desde la base, llegando a lo más alto de la profesión, tocando todos los palos de la baraja, allí donde el delito económico podía sentar cátedra. Salpicando todos los entornos de la realeza, la política, las finanzas y la iglesia, donde llegó a manipular para ponerse el capelo cardenalicio y así evitar que lo ejecutaran junto a su secretario. Y es que lo de estar aforado no se estilaba aún, pero, para eso estaba la Iglesia, que daba inmunidad a cualquier delito. Una coplilla del tiempo, decía: “para no morir ahorcado, el mayor ladrón de España se viste de colorado”.