Y “Con él llegó el escándalo”. Un matrimonio mal avenido que tiene que comulgar con ruedas de molino para mantener una situación que hace aguas por todos lados. Eso es la película de 1960, donde el capitán Wade Hunnicutt (Robert Mitchum), a lomos de una gaviota llevó el “cortijo” a la bancarrota, por tierra, mar y aire, haciendo acopio de un “machismo” exacerbado”, sin sonrojo por parte de sus conciudadanos que, en lugar de mascarilla, ya llevaban la pinza en la nariz. Algo, al estilo de un partido actual, que ha salpicado hasta los leones de la puerta de la Cámara Baja, la cual ha quedado al nivel de las alcantarillas, ya que la corrupción de un partido y la connivencia de otros permite mantener el control de la justicia desde la cúpula del Poder Judicial a sus diferentes niveles de “puñetas”, teniendo al ejecutivo “más progresista de la historia del reino” agarrado por “sálvese la parte”, mientras que los “ciudadanos”, por llamarlos de alguna manera, ya que somos súbditos de una monarquía por la gracia del Borbón, se tapan la nariz con una pinza cuando depositan el voto en una urna. Aunque es posible que algunos disfruten bañándose en ese olor putrefacto