Al Pedro, del no es no, le siguen creciendo los enanos, en un circo bastante zarandeado por los propios y los menos propios. O lo que es lo mismo, en tanto que la banca y la derecha le menean el pupitre, los jarrones chinos, de su partido, no se quedan quietos en sus rincones, buscando meter baza en la campaña y en la campiña. Y aunque navegan contra corriente de los afiliados, a ellos plin, duermen en pikolín. O mejor dicho, a buen recaudo de los consejos de administración o de fundaciones, que para el caso son lo mismo.
Esto del síndrome del jarrón chino es una mentira como una catedral. ”Somos como grandes jarrones chinos en apartamentos pequeños. No se retiran del mobiliario porque se supone que son valiosos, pero están todo el rato estorbando”, dijo Isidoro en su día cuando lo de la chaqueta de pana ya era un cuento. Se sienten tan imprescindibles para su partido y para el país que han exquilmado que siguen estorbando y jodiendo al personal. Y para no perder el ritmo, también, hacen su agosto desde las puertas giratorias, por ejemplo en la factura de la luz que sigue subiendo, y desde los medios de comunicación que pasaban por allí de casualidad para hacerles entrevistas. Que hay que ver lo que les cuesta asumir que mean fuera de tiesto. Y eso que no entro en el tema de que tienen una paga vitalicia de más de 74.500 € anuales sin tener que justificarlos. Una especie de dotación para “mamandurrias”, compatibles con todo tipo de percepciones.
Todos somos iguales ante la ley, aunque unos menos que otros. Que se lo pregunten a los más de 1.300 pensionistas creadores, o escritores (como Javier Reverte que ganó la demanda, o Forges que falleció en febrero con una multa de 160.000€), o artistas, con los problemas por percibir ingresos extras, desde que el jarrón de MpuntoRajoy les hizo pagar por crear y que a pesar de Sánchez y su derogación, no le dio efectos retroactivos y en esas están.
Ya desde principios del 2014 los jarrones chinos “socialistas” mostraron su inquietud ventilando la idea de una gran coalición PP-PSOE, y Rubalcaba se montó al filo del nervio cuando el “sevillano” soltó el dardo, hasta el punto que tuvo que corregir con un “Si el país lo necesita”. Anasagasti, le llamó “metomentodo”. Cuando el río suena, agua lleva, y la liebre quedó suelta. Pero fue más fuerte para la piel sensible de los políticos socialista que Zapatero, se saltara el orden debido y se fuera de parranda una noche con Iglesias y Errejón. ¡Vade retro! ¡Traidor infiel! Gritaron los puristas. Renquear hacia la izquierda fue más fuerte que escorar a la derecha. Y eso que fue en casa de Bono, que poca jarana habría, en todo caso un rosario antes que una misa.
Desde hace unos meses, tanto el “Isidoro” como el “Guerra”, los “descamisaos” al borde de un ataque de nervios, se sintieron muy cercanos a Carlos Alberto sobre el tema de Venezuela. Los que inauguraron “la Bodeguilla”, han ido dejando un rastro de de incontinencia verbal a su paso que da pavor. Los que eran la luz al final del túnel nos tienen pasmados, ya que parecen comer en la misma mesa que los espadas del trifachito, o del pesebre de la banca, que a final de cuentas son los que dirigen el cotarro.
Por un lado, Isidoro, cuchicheando con el tema del relator buscando el apoyo de la vieja guardia de jarroncillos, lo que jodió un montón a Sánchez sobre el diálogo con el independentismo catalán, aunque después Isidoro lo matizara.
Y por otro, Guerra. Un intelectual progresista de izquierdas llegado a menos, porque nunca llegó a más, salvo departir sobre Machado, el flamenco y los toros, con un verbo dicharachero que había sacado su fruto por llamar a Fraga “Atila”, o a Suárez “tahúr del Mississipi”, pero ahora, salvo dejarnos “pasmaos” y “cepillar” el Estatut de Catalunya, no avanza más en su intelecto. Porque “ser de izquierdas es una cuestión de ideología” llegó a decir en el sumun de un orgasmo mental, mientras que en el declive de la paja señaló que “las dictaduras liquidan la libertad de los pueblos, sin embargo, tienen eficacia en el terreno económico”. Pinochet o Maduro esa era la cuestión.
A Sánchez no le ha sido suficiente hacer la remontada al final del partido, cuando sus propios y ajenos más cercanos, le enseñan el dedo y la dirección a seguir. Y lo digo así, porque a lo mejor se queda mirando el dedo y la jodimos, que a veces la edad te ralentiza la vista. Pues ahí voy, que el “pasmao”, rebajando el nivel de la gran alianza anterior, cree que un pacto entre Pedro y Carlos Alberto podría dar “estabilidad” a un futuro gobierno, todo ello mientras habla de su libro, que es a lo que va de puerto en puerto. Porque ir con Unidas Podemos, “no es muy recomendable por el bien de la nación”. Con lo bonito que está callado, es un decir. Pues ya lo ves, si “Con Rivera no” y “con los indepes tampoco”, no sé si Sánchez encontrará un árbol que de sentido común y gobierno social por cuatro años.
Por lo visto, el oído lo tiene “teniente” y no oye a la plebe decir lo de “Con Rivera no”. Aunque ya sabemos que eso de no es no, se puede convertir en no es sí, porque lo digo yo y mi circunstancia. A ver, Alfonso, hacemos caso de la militancia, o le damos con un canto en los dientes por querer saber mejor que tú, lo que es más bueno para la nació esa en la que tu dice que crees.
Otra vez queriendo echar a Sánchez por la puerta trasera, segando la hierba a sus pies, como hace algo más de dos años. Que no, que la gente, tu gente, si es que alguna vez tuviste gente, dice que está hasta lo que no suena del guerracivilismo, del felipismo, del susanismo, y de toda la pandilla de barones que salen a contrapelo, con ganas de salir en la foto de Colón, cuando la militancia le tiene más fobia que a la amenaza separatista.
Frase para reflexionar: “Sánchez de ti depende sopesar entre más de 11.213.684 votos o el apellido Botín”