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LexNet no es un virus es una epidemia controlada

Fuente de la foto: Vergara-2019, en el periódico el Diario.es. Insuperable.

Esta viñeta de Manel Fontdevila publicada en Eldiario.es. el 10/08/2017, pone el dedo en la llaga de la oscura desfachatez de un gobierno que no sabe/no contesta sobre la ética de gobernar un país respetando la separación de poderes o funciones como le llaman algunos: legislativo, judicial y ejecutivo, que según Montesquieu es la única manera de asegurar la libertad de los ciudadanos.

Pero parece que no es así. Tenemos tantas muestras que la sotana del cura se queda pequeña para tantos botones. El último caso (conocido) es el del fallo “gravísimo” del sistema telemático de Justicia llamado LEXNET.

Es un sistema por el que los abogados y los juzgados están en contacto en todo lo relacionado con los juicios, citaciones, expedientes de juicios, etc. etc. etc. Pero hay un mecanismo mediante carpetas personalizadas a las que los abogados tienen acceso con sus claves exclusivas (como ocurre con nuestros correos electrónicos) y nadie puede ver la carpeta de otro abogado, ni entrar en un expediente que no esté autorizado. Hasta Aquí todo correcto. Muchas de las Comunidades Autónomas tienen su sistema, desconectado de las otras CCAA. Pero un genio de la Administración Central se inventa otro sistema (LEXNET), para aquellas CCAA que no lo tienen y de camino obliga a las demás a conectarse a este sistema, el cual se implantó en enero de 2016.

Y ahora viene lo bueno. Un listillo (joven, 20 años, y estudiante de ingeniería, descubre que las puertas de acceso se pueden abrir muy fácilmente, son tan vulnerables como los humildes ciudadanos ante Hacienda, y lo comunica al ministerio de Justicia (les avisó por Twitter) que dice actuaron enseguida.

Hasta que un abogado denuncia, días más tarde, a Teknautas el fallo y varios abogados más se unen al carro y Justicia pierde el culo: primero en cerrar el sistema y después en decir que ya está solucionado la “vulnerabilidad”.

Pero de camino denuncian al “hacker” que les dio el aviso, porque según malas lenguas descargó contenido y lo compartió. Ya estamos en lo de siempre, “hay que matar al mensajero”, o decir que el asesino de la película es el acomodador del cine donde la estás viendo, porque los delincuentes no aparecen.

Hasta aquí el borrador del guión, pero si empezamos a hacernos preguntas la cosa puede ser espeluznante:

¿Si un periodista amiguete del portero de la finca del primo de Zumoluna obtiene el número de un expediente concreto, recemos que no sea el nuestro, y le da por publicarlo que pasaría? La garganta profunda no puede declararse porque secreto profesional. Pues nada. Ya empezamos a sospechar que hay un infiltrado.

O ¿Si algún avispado le da por gastar la bromita de turno y cambiar el día de testificar un testigo o dos, o traspapelar unas hojitas de nada? Que lenguas viperinas dicen que se pueden manipular los expedientes con este sistema.

Vamos, que lo de las cloacas del ministerio ese quedarían pequeñas, ante tanto desaguisado. O puede que esto forme parte de esas alcantarillas.

¿No es sospechoso que surjan publicaciones en un momento determinado y adecuado sobre un juicio o sobre una persona política cuyo expediente está en manos de un juez? Porque yo no creo que sea desde la implantación de LexNet. Esto ocurre desde hace tiempo (¿Desde que gobierna el PP?)

La imaginación de cada uno es libre y la información está ahí, que cada una saque sus propias conclusiones.

Pero el cuento de que la Justicia es independiente ya no lo tragamos. ¿Independiente de quién?

 

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