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  • La crisis sistémica del estado español a tres “bandas”. Introducción

A continuación, hago un esbozo sobre lo de la “crisis sistémica” que, a raíz de las conclusiones del abogado general del TJUE, sobre la extradición del conseller de la Generalitat de Catalunya, Lluis Puig, denegada por la justicia belga, y que el citado abogado, adelantando la sentencia del propio Tribunal, dice que en este caso: “Bélgica, no puede entrar a valorar si el Supremo es autoridad competente para juzgar al conseller Puig y que para argumentar un “riesgo” de vulneración de un derecho fundamental ha de demostrar deficiencias sistémicas y generalizadas en el funcionamiento del sistema judicial español”. En resumen, lo que viene a decir, es que le da la razón al juez instructor del “procés”, Llarena, y que tendrán que demostrar lo de las “deficiencias sistémicas”. Una larga cambiada y deja la pelota en el lado de los exiliados.

Lo de las tres bandas no tiene que ver con lados o partes, sino por grupos “indefinidos” que se mueven al ritmo que marca el “Deep State” de la “unidad de todo por la patria” que controla todas las vertientes del poder.

INTRODUCCIÓN

El Tratado de la Unión Europea, estableció unas reglas basadas en seis valores: democracia, libertad, respeto de la dignidad humana, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos (Art. 2. TUE). Algo así, como una especie de catecismo ideológico, cuya interpretación queda bajo el prisma del cristal con que se mira. Porque adaptar estos principios a las legislaciones de cada país miembro de la UE, puede ser que no encuentre el encaje adecuado. Y en algunos casos, puede llegar surgir “deficiencias sistémicas”.

Y mirándolo desde este lado carpetovetónico. Una legislación que pasó de las Leyes fundamentales del Movimiento Nacional, por el crisol de una Constitución que metió con calzador a un jefe de estado, con derecho de “pernada” blindada por la propia Carta Magna, al que hacen “irresponsable” de sus actos y al ejército como garante de la soberanía, independencia, integridad territorial de España y, además, del ordenamiento constitucional. Yo no le veo la parte democrática que encaje con los valores señalados. Y para eso montaron un Tribunal Constitucional, como intérprete de la CE, es independiente, aunque, los militares son los garantes. Por no hablar de la Audiencia Nacional, heredera del Tribunal de Orden Público (TOP) en estructura y jueces, una “perla democrática”. No lo entiendo. Pero el TC pueden saltarse la ley y seguir en la “poltrona” con período caducado. No forman parte del Poder judicial, pero todo lo judicial llega a sus manos como última instancia, y sientan jurisprudencia por encima del bien y del mal. Es como si fuera el último reducto de la pureza patriótica, porque allí se decide lo que está bien y lo que está mal. El Gran Sanedrín.

Y para conseguir algo de justicia hay que ir a los tribunales de la UE o de la ONU. Con las consiguientes “advertencias” a la justicia española, para que amplíen sus miras justicieras mirando la democracia internacional y no sólo a su ombligo. Y esto en una incipiente democracia que pasó una Transición, a base de collejas por sus “colegas” judiciales del TJUE.

Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Y esto es lo que está pasando con la judicatura española, las euroórdenes, los 4.000 procesos abiertos contra los independentistas catalanes, convertido, todo ello, en una Causa General que gira en torno al 1-O: “Referéndum de Autodeterminación para Cataluña”. Que fue y no fue y duró menos que un suspiro, pero que ante la “mirada” del Minotauro (que decía Vicens Vives), son el maligno separatista al que hay que mantener genuflexionado. Aunque los polvos vienen de antes, o quizás nunca han dejado de venir. Las prisas nunca fueron buenas, cuando de justicia se trata, e intentar “resolver” el conflicto entre Cataluña y el Estado español, por la vía judicial, en un tiempo en que la democracia llama a nuestra puerta, es poner parches.

A pesar de que, últimamente, con el “caramelo” de la Mesa de Negociación” y el humo de la “desjudicialización del conflicto” El Farsánchez ha encontrado la “piedra filosofal” para mantener al Gobierno Catalán (encabezado por ERC) distraído y entretenido desviando del movimiento independentista a otras miras menos separatistas. No como en el Quebéc, Escocia, Nueva Caledonia, que votan por la independencia sin que los estados apliquen el 155. ¡Ojo! Que la nueva líder del ala más conservadora británica, en puertas de gobernar, dice que naranjas de la China, que lo del referéndum escocés que no va con ella, que ella es más de la “unagrandeylibre” porque para eso es “hija de la Gran Bretaña” y eso no lo puede permitir: ”No bajo mi vigilancia”. Y otras regiones van a rebufo para pedir una audeterminación: Irlanda del Norte Flandes, Baviera, Tirol del Sur, Padania, Córcega, Cerdeña, Bretaña y la República Sprska, Groenlandia e Islas Feroes, entre otras, por la parte europea. Del País Vasco, mejor que digan ellos lo que quieren, porque siguen viviendo de rentas, y no me refiero a la violencia de los ochenta. Y de Kosovo, aún está porque el ejecutivo español le reconozca la independencia, junto a sus “colegas” griegos, rumanos y eslovacos, cosa que otros países de la UE no han tenido tanta aversión a aceptarlo. Porque es una declaración “unilateral de independencia” y dice el Farsánchez sin corbata, que “la solución de Kosovo también pasa por el diálogo”.  Una mesa de trileros como la que hay montada aquí. Por si no se ha enterado, el Tribunal Internacional de Justicia consideró que:” la adopción de la declaración de Independencia del 17 de febrero de 2008 no violó la ley internacional porque esta no contiene prohibición alguna sobre declaraciones de independencia.” Y tampoco violó la soberanía de Serbia. Y tampoco recuerda que, Borrell se tuvo que tragar su “orgullo patriótico” y defender la independencia de Kosovo. Pero no hay más sordo que el que no quiere oír.

Si esto no son deficiencias sistémicas,…   (Continuará)

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