Centralizar o descentralizar la crisis del Covd-19. Esa es la cuestión. O no.
Mirando hacia atrás, el mes pasado se hace tan lejano que perdemos la noción de lo que está ocurriendo, y seguimos en esto de improvisar que el mundo se acaba. Por ejemplo, hace dos semanas, más o menos, “Le Monde”, que es como decir lo mismo que la France, hablaba del éxito de Alemania, y se rendía ante las ventajas de la descentralización de la gestión federal, en el tema de la crisis del Covid-19, en contraposición de Francia, que el autoritarismo de Macrom, frente al pragmatismo de la Merkel, ha hecho de las estadísticas de contagios y fallecidos una especie de comparación, donde el estilo más “científico” alemán obtiene mejores resultados que la marcialidad francesa. Y de ahí viene mi titular: “Centralizar o Descentralizar, esa es la cuestión”.
No es retórica mi observación, sino una realidad con datos objetivos. Con una cierta envidia miramos hacia el norte como en aquella época de “Vente a Alemania, Pepe”. Casi 2 millones de test realizados a 17 de Abril, unos 350.000 por semana. 20 M de mascarillas FFP2 para personal sanitario, y bonificaciones a una cincuenta de empresas alemanas que fabricarán material sanitario. Y sin tener que devolver material a la China, por defectuosos, que yo sepa. Ni aviones de un aeropuerto a otro, sin perderse. Cada Land ha realizado su trabajo con la misma diligencia que sus tareas descentralizadas.
Por otro lado, “The Guardian”, diario británico, también habla de que la actuación del federalismo alemán podría ser positivo para hacer frente a la pandemia porque obtiene buenos resultados. La Merkel no tiene la autoridad de declarar el estado de alarma ni restringir el tránsito por el país que son competencias que dependen de cada región o land. O también, puede influir que las más de 400 oficinas de salud pública están gestionadas por administraciones municipales o distritos rurales y actúan de manera autónoma. Lo que da libertad alrededor de 250 laboratorios, que se ofrecieron a hacer pruebas antes de que el gobierno se prometiera pagarlas, y cada semana hacen entre 300.000 y 500.000 pruebas del Covid-19.
Y en medio de la crítica de la prensa extranjera, el mismo gobierno alemán considera, hace una semana, que después de la introducción de medidas restrictivas para controlar la propagación del virus, que la pandemia es controlable. Que la “frenada total”, decidida por el gobierno federal y los lands ha sido un éxito. El ministro de sanidad ha destacado que la “estrecha red” de consultas médicas y médicos de familia han contribuido a la atención del contagio. A pesar de que no hay unidad en el país. Mientras que en Berlín se permite ir a comprar un libro, pero no se permite ir de picnic, en Baden-Württemberg pasa todo lo contrario. O, como dice Matthias Orth, del Instituto de medicina laboral del Marienhospital de Sttugart: “No tengo que esperar recibir una llamada del ministro de salud, antes de poder hacer una prueba”. Pues eso.
Aunque no creo que todo sea tan perfecto, sabiendo que cuando la política entra en juego, la sanidad se queda a la expectativa. Ya que el principal organismo de salud pública alemana, el Instituto Robert Kock de Virología, ha levantado al mano para llamar la atención del gobierno de la Merkel, y decirle que no introduzca más medidas de desconfinamiento por ahora, que la cosa no está para tirar cohetes, que hay algo de alivio, pero no se puede bajar la guardia. Es un aviso a los políticos que ven en la bondad de las medidas restrictivas que “la situación no es para tanto”, que ya tienen en cartera y abriendo la mano, poco a poco, la reapertura de pequeñas tiendas y regreso al colegio de algunos alumnos. Que aún hay una media de 2.000 infecciosos cada día.
También Macron, se ha puesto las pilas y dice que su gobierno trabaja en la posibilidad de un desconfinamiento regionalizado. Y es que cuando un consejo es convincente hasta un presidente francés cambia de opinión: apertura de negocios y servicios, de forma escalonada y también la salida a la calle de los ciudadanos. Lo que hace dos días señalaba “Le Monde” en Alemania e imposible en Francia, ahora es todo lo contrario. Parece ser que un tal Castex, el brazo largo del Eliseo en provincias, ha hecho entrar en razón al presidente de la France, de la conveniencia de una estrecha concertación y diálogo con las fuerzas políticas nacionales y regionales. No de que estas cooperen, como ha hecho Sánchez, sino que el trabajo sea conjunto. Deseo que en sus declaraciones deja constancia de sea el plan que sea de dejar mucho espacio para la apreciación local: ”Partimos de un lógica muy concentrada. El presidente ahora quiere avanzar en una lógica diferenciada por territorios”. Habla de una “desconcentración de desconfinamiento”, rebuscado pero con fundamento, diría Arguiñano. Es decir, varios proyectos parciales y regionales, pero, eso sí, todo dentro de un “proyecto global”, que hay que mantener el tipo de autoridad competente y central, no vaya a sublevarse el personal.
Porque si es así, estamos jugando al gato y al ratón en un país con 17 CC.AA. varias con la sanidad transferida han quedado relegadas a lo que el “Comité de Emergencia” decida en cada momento, y a lo de la distribución del material sanitario me remito. Mascarillas si, mascarillas no, respiradores, guantes y batas de protección (EPI), van de un sitio a otro porque hay alguien, en algún lugar burocrático que decide cómo hay que hacer el reparto de un material que hace tiempo debería estar en los centros hospitalarios y entre la población. Dos semanas de retraso en confinar a la población, desde el momento que la Generalitat de Cataluña lo demandó, y después alguna otra comunidad, pero aún no se dicho que fue lo que primó para que el retraso tuviera lugar. Eso sin entrar a debate si el President Torra sabía más o menos, que no es un sabio, pero se dejaba aconsejar por expertos sanitarios de reconocido prestigio, sin interferencias políticas de otros niveles, ni militares o policiales. Pero desde el gobierno central se intentó ningunear todas sus propuestas, por no hablar del intento de criminalizar su actuación como si hubiera sido un ataque al gobierno de Sánchez y a sus cuatro súperministros.
El diario francés “Liberation” (representativo de la Gauche Divine) ha avisado de la “Cataluña rebelde” que incorpora conspiración y cábala. Y se pregunta si alguno se puede sorprender de eso después que se prohibió el referéndum del 1-O y sus promotores están prisioneros o exiliados, y desde entonces “las dos partes se miran como el gato y el perro”. También habla de que la amplísima autonomía catalana ha quedado bajo el control de pedro Sánchez. “En Catalogne, la doublé bataille contre le Covid-19 et contre Madrid”. “Les séparatistes accusent la capitale espagnole de profiter du combat contre la pandémie pour procéder à une «recentralisation déguisée». Et versent pour certains dans la théorie du complot”.
Reconoce que el gobierno español está humillando a Cataluña con la política del coronavirus. Lo de la cábala va por las declaraciones del Conseller de Interior catalán, Buch, sobre el envío de 1.714.000 mascarillas a Cataluña, haciendo alusión al 1.714.
Y ahora viene el desconfinamiento. De forma cautelosa le llaman “progresivo”, porque llamarlo a la desbandada sería como decir “sálvese quien pueda”, y es que la gana de salir a la calle está cambiando los chips de los políticos como si fuesen guantes, y no sanitarios precisamente. Buscando la forma de hacer lo contrario que con el confinamiento, pero no saben, no contestan, si antes hay que pedir disculpas por no llevar la contraria al sentido común o las voces que advirtieron que la cosa se podría alargar, de hacerlo a la brava, pronto y sin tiritas.
Aunque la entrada de Guerra en el escenario del confinamiento, me hace temer que la cosa no está muy fiable. Porque el “Pasmao”, con su chistosa verborrea ha dicho que el estado autonómico no ha funcionado durante la pandemia, y apuesta por ir a una recentralización cuando finalice la crisis del coronavirus. Y su lado más sibilino oculta que la situación es todo lo contrario, que fue el gobierno español el que con la excusa de la pandemia centralizó todo el sistema sanitario. “”Esta crisis ha puesto de relieve una cosa grave: que el sistema de reparto del poder territorial no ha funcionado bien…” y como es marca de la casa guerrista, ha entrado a picar al Govern catalán, acusándolo de aceptar las decisiones del estado de alarma, arrastrando los pies, y en contra de las decisiones del gobierno de Pedro Sánchez. Es lo que pasa cuando un personaje mezquino se enroca en sí mismo y no ve más allá del rellano de su escalera, o del portón trasero, sin querer enterarse que hay otras formas de entender la política descentralizada. Sirva una frase de Mundstock (Luthiers) para ilustrar el pensamiento de Guerra: “El que es capaz de sonreír cuanto todo le está saliendo mal es porque ya tiene pensado a quien echarle la culpa”.
Y aquí, para no ser menos, ya empieza la función de desescalar el estado de alarma. De entrada hay que definir los ámbitos de aplicación territorial de “desescalada asimétrica”, eso de la asimetría me ha llegado al fondo del maletero, y como no hay dos sin tres, ante todo, una comisión creada para este fin, que ya sabemos cómo va lo de las comisiones, al tiempo. Y según Ábalos, de la cooperación con los territorios, no lo de trabajar conjuntamente con los territorios como decía el presidente francés. “Porque tenga eficacia y porque esta desescalada sea ordenada y pacífica”, ¡Manda güevos! como si el confinamiento hubiera sido una “revolución” y con barricadas en las calles. Yo no espero otra cosa que “ordenada y pacífica” faltaría más.
Pero según dice Sánchez, se tendrán en cuenta las condiciones que la OMS establece. Y aquí se me han puesto los pelos como “escarpias”. Es tener la transmisión controlada. Poder detectar y aislar rápidamente cada nuevo contagio. Implantar un sistema de control de las personas de otras zonas, etc. No sé si estamos preparados para todo esto, cuando aún estamos discutiendo lo de las mascarillas.
¿Tendrá eso que ver, en que los servicios sanitarios públicos del país no son proporcionados por una autoridad central?
Pero todo el mundo tranquilo, que con la llegada de los fondos europeos, y el cuento de la lechera, esto es coser y cantar. Yo miraría quién se está frotando las manos con esta lluvia de millones de la mano de un Mister Marshall europeo.
Por lo pronto, este domingo los niños podrán salir a la calle sin amontonarse, ni entrar a los parques, sin correr con bicicletas, ni hacer carreras, que después sabemos lo que pasa. ¿Y los abuelos para cuándo?
Fuente de prensa: El Nacional Cat y El diario es. Le Monde. Libération.