No hay nada como una cena entre conocidos para perder los nervios, los estribos y la vergüenza. Vino como un gabacho de postín y está resultando un político de “merdé”. Mejor no sé expresarlo para que se entienda.
Su compadreo con la derecha+ le está haciendo mella en sus “ideales democráticos bonapartistas”, muy al estilo francés. Hasta el punto de confundir la “liberté” y la “égalité” con un embudo donde la parte ancha para él y la estrecha para el otro. Que es como se hacen los churros y no los croisants.
La culpa, podría ser del Cha, cha, chá… pero no van por ahí los tiros. El ganador del Premi Nadal, Marc, Artigau, en su discurso hace referencia a los presos políticos y exiliados catalanes, señalando una: “realidad que en años venideros” nos dará vergüenza ajena y otras bilis. Y el messié saltó como si le hubieran metido un palo por el culo: “Eso ya lo veremos” y otras lindezas como “pesaos”, sin dejar la retahíla de criticar en la mesa, cuyos comensales, incluida Pilar Eyre, que está acostumbrada a las salidas de esquinas del emérito, no creían lo que estaba pasando.
La libertad de expresión a tomar viento fresco, por el que hace poco la había defendido en el caso de Charlie Hebdo, supongo que como los otros son franceses y el estaba en lo alto de la peana política, quedaba bien. Pero la libertad de expresión no tiene bandera, o es, o no es.
Parece ser que cuando se está en política, lo mejor es salir en la prensa aunque sea por gilipollas. Pero en este caso la avalancha de reacciones le obligado a intentar disipar la humareda, poco después de desayunar, a causa de las puyas que le han clavado en todo lo alto de la imagen. Desde “intolerante” hasta “vedette”, pasando por “impresentable indigno” y otras florituras.
Lo cual no oculta un perfil que la oligarquía catalana mantiene disfrazado. Un “petit Napoleón” que a la salida, de la cena, se dirigió a la delegada del gobierno en Cataluña, Cunillera, para soltarle:” ¿Pero como permites esto? De imperio a imperio y tiro porque me toca. Robespierre lo hubiera colocado en un “buen puesto” de alabardero.
Bernat Dédeu en su artículo de El Nacional, titulado: “Tú no eres Charlie Hebdo, Manuel Valls”, retrata muy bien la actuación del messié:”La libertad de expresión suele ser como las ventosidades, a la gente sólo le hace gracia lo que sale del propio ano”. Y no deja de señalar que es un niño maleducado que nos manda los enemigos del Norte.
Y mejor como lo termina: “No vuelvas a decir que tú eres Charlie, Manuel. Tú eres lo contrario, justo lo contrario. Afortunadamente, todo lo que viene del norte no es necesariamente limpio, noble, culto, rico, despierto y feliz. Y si te tienes que indignar por alguna cosa, Manuel, enfurécete porque en Barcelona todavía haya premios que llevan el nombre de una editorial falangista. ¿No lo sabías, verdad, Manuel? Mira si aún te tengo que enseñar cosas”.
Y que conste que no digo nada de que la prensa francesa está escandalizada por la presencia de ultras en la campaña del ex primer ministro francés, como la participación en un vídeo de su campaña de una joven de la ultraderecha. O, del logo abanderado de su campaña con los colores franceses, azul, rojo y blanco. De bandera local nanay del Paraguay. Para que discutir por chiquilladas, se trae su propia divisa y santas pascuas.