La Misa del Gallo o Misa de Gallo, donde nadie se pone de acuerdo si es que cantó el gallo o qué, porque a esa hora no hay muchos gallos que canten.
Es aquella que se celebra a partir de medianoche. Por lo menos cuando uno era joven, tiempos ha, y aun nos consumía el gusanillo de las misas, en un pueblo de la España profunda nacional-católica y romana, grande y “libre”, donde el no asistir era mal visto por la cursilería religiosa del momento. Pero con un toque de picaresca, le dabas la vuelta y lo considerabas como el paso previo para reunirte con los amigos y hacer la “penitencia” que el trasnochar llevaba consigo a base de ”latigazos” de anís y polvorones.
El paso de los años me ha escorado hacia el ateísmo, o hacia escepticismo y, la verdad sea dicha, me ha ahorrado de muchas letanías y de camino me ha saneado un poco lo de los misterios de la fe, que allá cada uno con los suyos pero a mí ya sólo me queda el de los Reyes Magos por la magia que despierta en los niños, por la publicidad incesante de la juguetería más diversa, y porque la mirada de los nietos así lo manifiestan y algo de niñez pervive bajo mis canas. Pero no me libra de distinguir la perversidad del adoctrinamiento y este año lo he podido comprobar al leer las palabras del Papa en la citada Misa del Gallo.
De entrada, me he enterado que comienza a las 21.30 de la noche, hora italiana, supongo que para no trasnochar mucho. Y si el papa Bergoglio (vaya apellido) así lo ha decidido, llevará su bendición. Porque lo que es a mí, me da igual, la hora.
La primera en la frente:
- Una ofrenda de flores, en la procesión, llevada por niños de Italia, China, República Democrática del Congo, Rumanía, Panamá y Japón.
- Más de 7.000 niños hay en los campos de refugiados de Grecia, como quien dice, al lado mismo, cuyos centros de identificación se hayan saturados y en condiciones insalubres ¿No han podido llegar algunos en representación de los oprimidos? Y de paso derramar un poco de esa caridad que tanto predican.
Reflexión sobre la palabra Belén. “Casa del pan”, “en esta casa el Señor convoca hoy a la humanidad”. Pero no explica que hay que saltar un muro que rodea a la ciudad, por ser de la “maldita” Cisjordania-Palestina, (Barrera israelí de Cisjordania) que los israelíes la tienen sitiada, porque sus habitantes intentan defender su tierra de la usurpación y expolio judío. Que su construcción excede las facultades permitidas a las potencias ocupantes por la “Convenciones de Ginebra”.
A estas alturas de la ocupación, Israel está más interesada en dejar Belén incomunicada a nivel político, económico y social, con puntos de control militar. Y si hay que asesinar niños, el concepto terrorista sirve para cualquier fregado. El Estado de Israel tiene en la Franja de Gaza el campo de concentración más grande del mundo. Por no hablar de que los colonos judíos van armados hasta los dientes y acompañados de soldados bien pertrechados contra una población en inferioridad de condiciones. Ahí queda eso por si Francisco quiere echar una ojeada y tranquilizar su conciencia “cristiana” de pastor de la manada de ovejas.
Pero, dejando claro que la Misa del Gallo no se baja hasta el nivel de discutir lo que hacen otras religiones.
- Francisco, en su afán de quedar bien, intenta sacudir las conciencias (¿De quién?), recordando que “una insaciable codicia atraviesa la historia humana, hasta las paradojas de hoy, cuando unos pocos celebran banquetes espléndidamente y muchos no tienen pan para vivir”. Y se recrea en su homilía hablando de la mundanidad y del consumismo, y como los pastores esperaron despiertos el nacimiento de Jesús, y no en un sofá. Un Jesús que, junto a José y María, hoy estaría en un CIE, esperando que la autoridad de turno los devuelva en “caliente” a su Oriente sospechoso, por haber intentado salvar sus vidas en una patera hacia las costas de Italia o España, para que ir más lejos.
Y también, habla de superar el cisma del egoísmo, y contra una humanidad “voraz” y “ávida”. Pues sí, que sí, que por ahí van los tiros. 11.000 M€ del bolsillo del ciudadano español para la Iglesia, que podrían alimentar algunas bocas. Si no, que le pregunte a sus delegados en la tierra, los de la Episcopal, como hacen sus cenas.
Después de todo el sermón, la cosa quedó más tranquila cuando aclaró que no habla de bienes tangenciales, sino que era de “amor”, de caridad y de “sencillez”.
¡Uf! Que descanso, Así que todo queda como estaba. Hasta otra Misa del Gallo. Y que la hipocresía tenga buenas fiestas que se las ha ganado con creces. Por cierto, Hoy 28 de diciembre, se celebra el día de los santos inocentes, en conmemoración de que Herodes ordenó asesinar a todos los niños menores de dos años y así evitar la llegada del futuro rey de Israel.
Por lo que se ve, esto de acabar con el posible contrario, en política, viene de lejos.