Minimizar el clima contrario a la gestión del gobierno no es un lapsus, es censura
No me extraña. Y digo que no me extraña, porque cuando se tiene guardaespaldas uniformados, con más galones que el sargento de cocina de cuando hice la mili, en algún momento saldrá a flote la parte milica y la cagarán. Porque, no por casualidad tiene un jefe de estado (con minúscula hasta que crezca de nivel) al que le llaman, por los mentideros de la corte, “el primer soldado”. ¡Señor! ¡Sí, señor! ¡Spain is different! hasta en eso. El único país que hace conferencias de prensa sobre la pandemia del Covid-19 con los expertos sanitarios escoltados por militares, policías y “los civiles”, y no puede dar buena imagen, que después se gastan muchas partidas en “España global” para lavarla por el extranjero. Que al final alguien se pegará un tiro en el pie. Que se ve venir.
Que hablar de estadísticas de contagiados y de muertos nos hace tan sensibles al “bicho” (ahora resulta que no es bicho, sino proteína con protección), que otras informaciones de carácter policial, o militar, nos parecen “Historias de la Puta” y del sargento Arensibia, que no sirven nada más que para hacer perder el tiempo a los expertos sanitarios. Cada cosa en su sitio y cada uno a lo suyo, pero no revueltos, que ya hay bastante confusión e incertidumbre como para que nos militaricen la crisis sanitaria y nos mezclen los contagiados con los delincuentes como si fuera la misma cosa.
Que se hayan puesto casi 700.000 multas por “infringir” el guion que la policía ha elaborado agarrando con pinzas la Ley Mordaza, la misma que el gobierno de coalición decía que iba a arrojar a los leones, y resulta que sirve para dar carnaza a los “felinos multeros”, principal instrumento para garantizar el cumplimiento de las medidas sanitarias. Es que la guía se las trae. Cuando pide a la policía que describan “la actitud del denunciado”, si es “resignada, nada que alegar, pero si se contesta a la autoridad con menosprecio, etc., deberá reflejarse en el acta, y el empapelado es entre 601 a 2.000 €. En realidad, la ley no dice nada de la actitud del sujeto, sólo son unas orientaciones del ministerio de la cosa oscura, que se convierten en ley de aplicado cumplimiento, sin pasar por donde tiene que pasar. Otra realidad es que, parece ser que hay una desorientación entre las delegaciones del gobierno para imponer sanciones, y están desbordadas por el gran número de propuestas de sanción. Y menos mal que el ministro Marlaska, que sabe mucho de leyes, dijo en su día que era una ley “fallida”, que si no ríete tú de la Ley de Vagos y Maleantes surgida en la República y “afinada” en el franquismo.
Porque, vamos a ver, si tanto interés público tiene saber cómo primicia sobre la incautación de mascarillas, que en realidad se había ofrecido por el empresario a Sanidad, pero la Gcivil hizo de transportista, o que han recuperado 30 kilos de naranjas, o si el número de personas detenidas son 80, 100, o más, o sobre la repatriación de las personas que estaban en otros países, o los controles que hacen en la carretera, o el número de agentes destinados a estos menesteres y un largo etc., de datos que podemos verlos en otros medios de comunicación que no sea una rueda de prensa de nivel de alerta máxima sanitaria.
Por ese mismo criterio, podían informar de los empleados de comercios de alimentación, o de farmacias, o repartidores de venta on line, o los basureros dedicados a retirar nuestras porquerías, o sin ir más lejos los sanitarios que con los medios de protección restringidos se dedican a salvar vidas a cambio de las suyas. No son más importantes los soldados, los policías, lo guardias civiles, que los otros agentes de las comunidades autónomas, o locales que también realizan las mismas tareas. Todos los que intervienen en realizar sus trabajos en una situación como la que estamos merecen los mismos reconocimientos públicamente, no sólo a los que tienen generales defendiendo a su tropa.
Porque al final se suelta la lengua, se calienta el ambiente y sale lo de “Evitemos el clima contrario a la gestión del gobierno”, y lo que era un géiser de agua caliente se ha convertido en un volcán de gran envergadura (todo junto). Lo que da lugar al refrán de que “tanto ir el cántaro a la fuente…”. ¿Era necesario decir lo que ha dicho, que resulta que ha tenido que salir la “brigada de limpieza” a darle un poco de blanqueo para que la cosa se quede en lo que quiso evitar: “Evitemos lo contrario”. Y no ha sido el mindundi de turno. ¡No señor! Ha sido un general, casi ná, el Jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil, lo que se dice el número dos de la Benemérita, y vestido de faena de todo por la patria. Es lo que pasa cuando se ponen militares, o policías, o ambos juntos en las ruedas de prensa y confunden la información con la “arenga militar”. Y eso que las preguntas se afinan, pero ni así, porque las respuestas las carga el diablo.
Pues eso, la “Brigada de limpieza”, con Marlaska al frente, ha querido tapar el “lapsus”, y sólo ha hecho un barrido, porque el gobierno español “defiende la libertad de expresión” (no reír que es serio). Un lapsus cuando está escrito en un papel, no es un lapsus, es una proclama con premeditación y alevosía y no sé yo si, también, con nocturnidad. Hasta el extremo de que la derecha, más la ultraderecha, más los “naranjitos”, el mismo “facherío” que adoraba la Ley Mordaza (la de Fernández Díaz), y a la voz de ¡firmes! ¡ar! Se han puesto a defender la libertad de expresión como si les fuera la vida en ello y parte de lo otro. Y la cosa va con un aplauso en favor de la frase y del vocero, que no ha perdido la oportunidad de sacar su currículo a la vista y mezclar ETA y el coronavirus, todo un alarde de contorsionismo político del que nos tienen habituados los belicistas del “A por ellos”, que dicen defender la libertad de expresión pero no la de los indepes que esos son unos “sediciosos” que buscan la independencia y van a por una República. Y nuestro “primer soldado”, no se puede quedar sin sillón real.
Y don erre, que erre, sigue lavando la frase llamando “labor de monitorización a la faena de los cuerpos de seguridad del estado, para “detectar aquellos bulos y desinformaciones que generan un gran nivel de estrés y alarma social, especialmente en temas de salud con riesgo objetivo para el orden público”. Un poco de seriedad que estamos confinados y no se permiten reuniones de más de dos y en diagonal con mascarilla, salvo los que van a misa de 9 a la Catedral donde un cardenal con todos los “permisos” de dios les perdonará el pecado de romper el confinamiento. Con la penitencia de tres aves marías y una vuelta por el barrio paseando al perro del vecino.
Que no ¡hombre! Que no. Que sólo se trata de perseguir bulos, hasta que encuentren al “Tonto del Bulo” y se acabe el cachondeo. Que de eso saben mucho los del caballo bayo y la pistola Tizona, que para desviar los “indicios” han llegado a señalar que las declaraciones del general son “el inicio de un golpe de estado”. ¡Gensanta que cruz! Y yo sin pensar esas cosas.
Porque, como dice la ministra de la cosa de guerra, Margarita Robles, “la libertad de expresión es intocable”, salvo cuando se pita al himno que eso está muy feo. Aunque hay algo que me hace dudar, cuando dice que “la garantía del estado de alarma no implica limitación a este derecho”, que es “sagrado” y reconocido por la Constitución. Con que sea sólo lo último ya hay suficiente, lo primero sobra.
Y para finalizar saco a la palestra la pregunta relacionada en la encuesta del CIS, realizada el 30 de marzo y publicada el pasado 15 de Abril. La nº 6, que decía:
- ¿Cree Ud. que en estos momentos habría que prohibir la difusión de bulos e informaciones engañosas y poco fundamentales por las redes y los medios de comunicación social, remitiendo toda la información sobre la pandemia a fuentes oficiales, o cree que hay que mantener libertad total para la difusión de noticias e informaciones?
Tengo la sensación que entre esta pregunta es algo tramposa, poco fundamentada al hablar de difusión de bulos y muy engañosa, porque prejuzga la respuesta. Pero no me hagáis mucho caso que esto del confinamiento me está volviendo muy susceptible, que hay mucha coincidencia con el lapsus del “general”. Y también con las declaraciones de Tezanos, el artista de la encuesta y presidente del CIS, que apuesta por “una fuente oficial que distribuya la información sobre el coronavirus”.
No pretendo ser agorero, ni intento adivinar por agüeros; y mucho menos, predecir males o desdichas. No sé cuántos «picos» llegaremos a contabilizar en esta pandemia del Coronavirus. Pero me atreveré a asegurar que llegaremos a un sólo punto de inflexión; este, sucederá cuando esté terminado el rodaje de la 2ª película de Berlanga: «Bien venido míster Marshall 2». Nunca, por una razón o por otra, países con riqueza o países sin riqueza, dejaremos de ser tributarios de los americanos. Todavía no nos hemos recuperado del último «palo» que nos pegó EEUU con los «Activos Basura» y que tan dramática… Read more »