La equidistancia en una guerra es una indecencia
«Jamás pienses que una guerra, por necesaria o justificada que parezca, deja de ser un crimen». (Ernest Hemingway)
La invasión de Ucrania, por la Rusia de Putin, ha puesto sobre el tablero el hecho de tomar partido o mantenerse a distancia, en una guerra. La guerra, de una u otra forma, nos afecta, aunque la veamos a distancia y las redes sociales nos confundan con sus informaciones. Porque, no sabemos si lo que dicen es cierto, si es una noticia falsa, o es manipulación para desmovilizar nuestra conciencia. Incluso, para un experto en geopolítica como Pedro Baños, propuesto para dirigir la Seguridad Nacional de España, pero de los más criticados por la derecha y por la izquierda, señala la gran manipulación de los medios de comunicación, que es escandalosa, y aconseja que vayamos a buscar la noticia fuera de los foros dominados por EE.UU, UE, y otros, y salgamos a la India y Pakistán para saber de qué va la cosa. Hasta las momias salen de sus “nichos”, como un tal Cebrián, para poner a Putin de demonio que quiere desestabilizar Europa, porque, dice, se le vio la mano en las elecciones de Inglaterra y las de Cataluña. ¡Gensanta! Donde vamos a llegar. ¡Ojo! Que también El País, siguió el hilo del mandamás diciendo algo similar, sobre la injerencia de los medios rusos RT y Sputnik, y es que el patrón, aunque jubilado siempre tiene una mano en el caldero.
Para mayor proveer, ya tenemos a las redes sociales bloqueando videos y noticias que arriban de Rusia para no “calentarnos” la cabeza y nos creamos todo lo que allí dicen. Y se critica que Putin haya sacado una norma para proteger al ejército de las “supuestas” falsas noticias, con castigo desproporcionado. Algo así como la Ley Mordaza, la nuestra, pero a la rusa. Y es que lo de la Inquisición está tan metido en nuestros genes que se nos va la mano a la hora de prohibir. Que lo de la libertad de expresión es para aparentar un perfil democrático, que no llega.
Así que no me extraña que, voces amigas, como la de mi amigo Pepito Illanes diga que está lleno de dudas y nos pregunte “¿Qué harían ustedes?”. Pues mira, estimado amigo, yo como tú. A lo que salga, sólo se me ocurre escribir que la guerra es una mierda y que los muertos saldrán de los inocentes, y que los gobiernos, de un lado y de otro, se irán de “rositas”, con eso que llaman diplomacia y otras mamandurrias. Que, lo de enviar armas, va a ser que no, que no remedia la situación y a más tiros, más muertos, y sino al tiempo. Por no hablar de que la industria armamentística se forra con las miserables guerras y aprovecha para actualizar el producto. Y no me hables de democracias europeas que se me pone el vello como escarpias. Porque si aquellas son malas y defectuosas, la de aquí que va a rebufo no levanta cabeza del lodazal corrupto en que está metida.
Y siguiendo con mi exposición. En primer lugar, estoy en contra de los invasores y a favor del invadido, porque por muchas razones que tenga los primeros, el segundo pone las víctimas civiles que, casi nunca son culpables de los errores de sus gobernantes, ni de los salvapatrias que los bombardean en nombre de vete tú a saber qué libertad.
En segundo, el sistema político ruso, nunca ha sido plato de mi gusto. Aunque, parece ser, que para el “emérito” si lo era en un momento que estuvo, con el apoyo de la gaviota, presionando al ejecutivo de Zapatero, para vender el 30% de Repsol a Putin, con unas buenas “comisiones” por medio, que la “Fiscafina” no vería, ni contestaría porque la venda en sus puñetas, les impiden ver las corruptelas. Se comentaba que los negocios de la Corinna y de un millonario mexicano andaban en los entresijos del tinglado. Mismo empresario que mantiene las tarjetas “Black” de los cachorros borbónicos.
Aunque lo de los norteamericanos, los de EE:UU, no los de México que también son del norte, es para echarle de comer aparte. El país, supuestamente “más democrático del mundo” es muy “amigo” de exportar guerras a otros países para llenar los bolsillos de sus empresas. Tanto los unos, como los otros, están imbuidos en una guerra fría que se retroalimenta de sus propias ambiciones, a costa de otros países que les resulta rentables para sus oligarquías. De unos y de otros. Oligarquías, empresas multinacionales, armamentísticas, etc. Donde los derechos de la población civil es una entelequia.
Pero ahora lo que toca es la Rusia de Putin y una guerra a las puertas de casa, donde la UE se lleva las manos a la cabeza, como si montar un escudo de bases militares a cargo de la OTAN rodeando la Rusia “comunista”, que no lo es, con el mayor almacén nuclear del mundo, no pudiera tener consecuencias. ¿Os acordáis lo de OTAN Si, OTAN No? De aquellos polvos, estos lodos. Por no hablar de la ONU, ese ente, ambiguo, que siempre llega tarde a las “peleas” y que nunca sabe cómo pararlas, pero con unos cascos azules que adornan muy bien los caminos por donde pasan los agresores. Una ONU que ahora se sorprende por el éxodo tan rápido de ucranianos que huyen de la guerra, buscando protección en los países fronterizos, mientras su agencia para refugiados (ACNUR) está saturada de contar a los que corren de las bombas. Un millón ha salido ya y se espera que llegue a Cuatro. Y lo del corredor humanitario, ¿Para cuándo?
¡NO A LA GUERRA! NO AL BLOQUEO INFORMATIVO.