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Esto de estar confinado y sin poder incordiar a los vecinos, me deja tiempo para de leer la prensa que es la única que aunque está “infectada” de fakes, no me contagia lo suficiente como para tirarme por el balcón, y aprovecho para lanzar dardos, a diestro y siniestro, de crítica sin veneno en la punta, sólo acritud e ironía.
Hoy la he tomado con el TEST del coronavirus. Es como el oro negro de la pandemia, porque si no se le corta las alas, el precio en el mercado negro se está disparando sin hacer ruido. La semana pasada se podían ver en alguna web de laboratorio la posibilidad de hacerse la prueba, por 165 €, muy por encima de los 46 € que la sanidad pública le cuesta. Algún día, alguien en la tribuna de oradores de la Casa de los leones, debería desnudar los precios que paga a los laboratorios por el suministro de productos sanitarios. Y sobre todo quién hace su agosto a cuenta de los enfermos.
He leído un artículo (ElNacionalCat), de hoy, donde señala que la semana pasada el gobierno explicó que ya no se harían más pruebas del coronavirus porque la epidemia estaba descontrolada, que las que se hacían sólo era para los que presentaban síntomas, los otros, aunque fueran sospechosos no. Y que ahora no se hacen ni a los que están leves. Pero, eso sí, están organizando una logística de cojones, que ríete tu del desembarco de Normandía. La “bombilla” del genio de la lámpara de Aladino les ha dicho que el diagnóstico precoz es fundamental. Y el más “sabio” del comité, que no niego su sapiencia, reconoció ayer, que se habían dejado de lado las recomendaciones que había hecho la Organización Mundial de la Salud (OMS), que exigía hacer pruebas a todos los contagiados, incluso todos los leves. ¡Hombre! Cuando lo dice la OMS, alguna razón tendría, digo yo. Y que faltaban recursos materiales y humanos para hacerlo. Recordáis aquellos recortes de presupuestos para la sanidad Pública del PP, pues aquellos polvos, estos lodos. Y los que hay ahora la cagan, una vez si, y otra también.
¿PARA CUÁNDO EL CONFINAMIENTO TOTAL?
Por tierra, mar y aire, y no sólo Baleares, Ceuta y Melilla.
Sabemos, lo poco que nos llega, que la producción diaria de este producto no supera las 40.000 unidades. Y las empresas de biotecnología que fabrican los test, los reparte por medio de un “distribuidor” que las hace llegar a los hospitales. Y aquí viene la madre del cordero. Se supone que el ministerio de Sanidad, con superpoderes, debería controlar esta distribución, y hacer lo mismo que con las mascarillas “requisadas”.
Por cierto ¿A dónde han ido a parar las de Jaén? ¿Alguien a rectificado y ha pedido disculpas a la empresa fabricante por el numerito institucional y mediático? No es por nada, solo por curiosidad.
Dicho lo cual, se supone que no está al alcance de todo el mundo, porque no hay material suficiente. Pero… maldito pero, siempre hay un pero. Parece ser que hay “reservas” ocultas fuera del control del diligente “comité de emergencia”. Y eso que el Real Decreto establece que quien tenga pruebas las debería de ceder al ministerio de Sanidad. Pues no sé qué hacen los militares en las conferencias de prensa, salvo lucir chatarras en las pecheras, y hablar de explosivos, en lugar de estar buscando por los laboratorios. Y ahora disponen hasta del ejército, cuyos soldados van por la calle haciendo corrillos y sin protección alguna dando “trabajo” al virus. Eso sí con el himno nacional a todo volumen para que se vea que la unidad patriota es el antídoto más contra el virus (en Palma hay un tuit que lo denuncia).
De entrada. Va mi aplauso por el Valladolid que ha rechazado los test de coronavirus, que la Liga les ha ofrecido, y los deja para los más necesitados. Pero, parece ser, que futbolistas, o políticos, entre otros, que dicen estar bien y sin síntomas de nada, si pasan el test. Y es que esto del fútbol es el fútbol y a ti te encontré en la calle.
Porque no se entiende la guerra entre Rubiales (presidente de la RFEF) y el Tebas (presidente de LFP), salvo por la ineptitud de ambos en representar lo que representan. El primero critica al segundo la medida de que los 42 clubs de Primera y Segunda, se sometan al dichoso test. Donde hay dinero no se andan con tonterías, lo primero es lo primero y el que vaya detrás que vaya arreando. No creo que sea porque han comunicado que hay 15 miembros del Alavés infectados de virus, que están sin síntomas y bien. Y espero que la Sanidad les de la atención correspondiente.
Y me parece de miserables, lo de filtrar el nombre de futbolistas infectados, sean del club que sean. Es que la prensa aún no se ha enterado eso de la privacidad. Y si el contagiado quiere hacerlo público que lo haga, pero es una cuestión personal.
Un abrazo a Basté por animar a la peña desde su casa, haciendo radio y poniendo buena cara al mal tiempo.
Otro que tal lo baila, Neymar, el niño pijo del fútbol. Dicen las lenguas bífidas que se ha saltado el confinamiento de la Francia republicana y se “rumorea” que se ha escapado con su familia a Brasil. Pues no sabe lo que le espera, ya han empezado las alarmas en ese país del Bolsonaro que pone los pelos de punta. El propio Presidente y una delegación se han tenido que hacer las pruebas por haberse dado un garbeo por Miami, donde también anda la cosa saliendo de madre. Esperemos que no sea tan tonto y sea cierto lo que dice el club PSG, negando la “escapada”..
Y visto lo visto, me pregunto: ¿Quiénes tienen la prioridad de hacerse el test? Porque hay pacientes con síntomas que no se les puede hacer la prueba por falta de material.
¿Los políticos, también entran este lote?
Y de la Casa Real ni mentarlo, con lo que le está cayendo encima. Pero me pica la curiosidad y dejo caer por si cuela, que como tienen unos ahorrillos, seguro que se han comprado algunas cajitas de reserva por si acaso. Y de camino algunas mascarillas y gel desinfectante. De papel higiénico no quiero ni pensar, aunque con esto de estar con el culo prieto, poco gastarán.
Aquí lo dejo, que voy a ver series para que el confinamiento no sea tedioso. Y tomadlo con calma que esto va para largo.
Una viñeta, publicada el 18/12/2017 en El Periódico, vale más que mil palabras y muestra la cara oculta del 155.
El Ministerio del Interior, el de la cosa oscura, dice que no, que ellos no han mirado al contrario con malos ojos. “Que ni el ministerio, ni la Policía Nacional, ni la Guardia Civil, han tenido nunca relación con la empresa NSO, y por lo tanto nunca han contratado ninguno de sus servicios”. Se les ha disparado la mala conciencia y, antes de que salte la liebre y los acusen de “espías”, ellos se sacuden el “marrón” de encima, “negando la mayor”.
Hemos pasado el 2020 a trompicones, intentando saltar la valla de un “sembrao” llamado 2021, buscando un mejor horizonte, donde la salud no vaya a remolque de una pandemia, manejada por políticos cargados de “filosofía”, que rezan al dios de la vacuna como si fuese la panacea que nos sacará del atolladero. Y ya no es que los “míos” sean mejores que los “tuyos”, o viceversa, sino que en esta guerra los bandos se difuminan y no se distinguen los unos de los otros.