El poder judicial no es de izquierdas ni de derechas, sino todo lo contrario.
Entre los mantecados, los turrones y los caramelos de la cabalgata de reyes y otras chucherías, he empezado el año un poco espeso, o como dice mi “santa”, muy disperso. Sobre todo, en lo referente a la justicia, la de arriba, la del poder judicial. La de los Tribunales Supremos, la de los Tribunales Superiores, la del Tribunal de Cuentas y especialmente, la del Tribunal Constitucional. Con sus caducidades cavernícolas, propias de tiempos pretéritos, y sus “puñetas” poderosas que nos recuerdan el caciquismo de la España profunda. Y encabezando el embrollo de poderes, la guerra filibustera para elegir a los sustitutos del TC y CGPJ, donde se dice, se ve, se siente…, que hay dos bandos. Sí, dos bandos: los “conservadores” y los “progresistas”, por llamarles de alguna manera, porque a la hora de proponer miembros, unos proponen al contrario y viceversa. Lo que es lo mismo que decir que, hay una “pandilla” que se mueve al ritmo del cha, cha, cha que les marca el “Deep State”. Entre nosotros, sin que salga de este post, es una casta de aúpa, por mucha pintura “democrática” que le pongan. Y no me refiero a los tres mil y pico jueces que están por debajo sudando la toga con escasez de recursos, a pie de calle.
Yo, con esto de estar disperso, no me atrevo, pero un buen guionista tiene material para hacer una buena película:
Un juez que critica a la política del gobierno. Un gobierno que critica al juez que lo critica. Un juez que pone de vuelta de perejil al legislativo por haberle quitado el “juguete” que tenía para mantener a los líderes independentistas a buen recaudo, o por lo menos bajo “congojos”, me refiero a la Sedición. Un Govern catalá, aquí no digo independentista porque voy más perdido que el barco del arroz, que ERC juega con dos barajas y con los presupuestos del 2023 por medio, en un coche sin frenos, sin conseguir pegar la hebra con los propios partidos “colegas”, por decir algo, ni tampoco con los de la oposición que aprietan las clavijas de la “guitarra” a punto de hacer saltar las cuerdas, incluso los bordones que son más gruesos. Un gobierno que reúne una cumbre franco-española en Barcelona, al puro estilo de aquella reunión de ministros un diciembre del 2018, montando un guirigay de tres pares de “teste” (esto lo pongo para que lo busques en la RAE). Una cumbre, donde dicen que hablarán de un tratado de amistad y Cooperación Reforzada, aunque si se parece al de los Pirineos del s. XVII acordado en otra cumbre, apaga y vámonos. Por lo pronto el President Aragonés estará presente, mientras sus acólitos de ERC, algo así como en misa y repicando, y otros partidos y entidades indepes estarán manifestándose en las puertas o aledaños, para calentar el ambiente.
Y para añadir más salsa al guion, tenemos en el retrovisor un poder judicial, todavía con elementos caducados, echando un pulso al gobierno más progresista de la historia carpetovetónica, y a un TC, que a pesar de haber llegado a un desequilibrio a favor de los” progresistas”, hasta que llegue la hora de la verdad y tenga que poner rejones negros a algún parlamento o mesa de parlamento no le veo el progresismo todavía. Y para aderezar el menú, el tal Llarena, instructor del procés, guerrero sin antifaz, emergiendo entre la polvareda del desierto y, sin su querido juguete, la sedición, inventando la rueda para darle vueltas y retorcer las últimas modificaciones del Código Penal: lo de la malversación y lo de desórdenes públicos agraviados, y haciendo encaje de bolillos, para mantener la “unagrandeylibre” bien apretadas las filas, y que la foto de la “unidad” no salga malparada y se tenga que ver las caras con la “democracia” europea y su justicia. Y, todo esto, sin contar, con todo detalle, que hay una posibilidad de que un “amigo” de los “narcos” llegue a ser presidente del gobierno. Hasta los de Maduro se iban a caer de culo de la risa que les daría. Que, de posibles, andan las encuestas cavernarias que no dan a bastos.
Desde luego, ser guionista de esta “novela de no ficción”, dejaría en pañales a aquella “Escopeta Nacional” de Berlanga. Cómo lo echo de menos. Es para Premio Nacional, que por menos lo han dado a otros. Porque del Planeta, no me fío un pelo, que seguro que lo da al contrario con tal de tapar las vergüenzas de la “derechona”. ¡huy” que a gusto me he quedado.
Unas perlas de los entresijos que no vienen mal:
Empezando por la salida del presidente del TC, un tal Gonzalez-Trevijano, que de forma vulgar habría dicho; “para lo que me queda en el convento…” y se va por los cerros de Úbeda que, no se merecen que este “elemento” vaya por allí. Pues, como decía, ha venido a decir, que la Constitución del 78, está por encima del bien y del mal, y eso sin mirar lo defectuosa que está a estas alturas de la famosa Transición, y con más fallos que una escopeta de caña. Que esos del Congreso y del Senado, son unos “cagamandurrias” que, fueron votados por un colectivo sin valor alguno, menos mal que la Carta Magna si fue votada por ese mismo colectivo, que ahora no tiene importancia para ese “señor”. Anoto que mi voto ha quedado muy devaluado desde el referéndum de marras. Y como consecuencia, el TC, como máximo representante e interpretador de su “graciosa” majestad La Constitución, es el que manda en este estado de “democracia plena”. Para mear y no echar gota, o como diría aquel “letrado” que empezó a controlar el Poder Judicial por delante y por detrás: “¡Manda güevos!”. Según este expresidente del TC, la Casa de los Leones está llena de “mindundis” que tiene que hacerle la ola a las “puñetas” del TC. Así que mucho ojo con las normas que votamos, sobre todo las Magnas, que pueden dispararnos un tiro en el pie.
La siguiente perla no viene de una ostra, sino de la modificación del Código Penal y la supresión del delito de Sedición. ¡OJO! El delito de SEDICIÓN ha desaparecido del Código Penal, ya no existe como delito, lo han escondido, al estilo “Dónde está Wally”, entre la maraña de los “desórdenes públicos agraviados” y la retocada “malversación sin ánimo de lucro”, para algo así como “interpreta como quieras” que para eso está el Supremo para retorcerlo hasta que el delito salga escurrido y seco, más tieso que la mojama, a la medida de los procesados por el 1-O, o hacer un Referéndum para votar sobre el derecho a decidir si Cataluña quería independizarse o no.
Y según nota del Poder Judicial: “El instructor de la causa del “procés” en el TS aplica la derogación del delito de sedición a Carles Puigdemont y acuerda su procesamiento por desobediencia y malversación”. Dicho instructor es Pablo Llarena.
Aclaro que el referéndum no autorizado o ilegal fue incorporado al Código Penal (arts:506, 521 y 576) por un tal Aznar, en 2003, para poder condenarlos. Y cuando el PSOE llegó al Gobierno fueron derogados por Zapatero en 2005. Desde entonces no había legislación que condenara el Referéndum no autorizado. Así que el proceso contra el 1-O fue una forma de retorcer la ley buscando en la Sedición y en la Rebelión, que después se cayó del proceso porque requería la “violencia” y no fue el caso. Se les condenó por “impedir el cumplimiento de la ley en los tumultos de septiembre y octubre de 2017”. Y, también, para que negarlo, para dar escarmiento de una vez a las aspiraciones “separatistas” de los catalanes, ahora que los vascos, los tenemos “tranquilamente domesticados, (yo no diría tal cosa, sino que están “durmientes”, que la procesión la llevan por dentro) a base de alimentarle las transferencias autonómicas y algunas “propinas” por buen comportamiento.