El “Aporellos” vs la amnistía. o españolismo desbocado

“Habemus Papam”. Fumata blanca en la Casa de los Leones en contra de los “antiamnistías”, que se han quedado en el rincón de los castigados, esperando que el rezo vespertino y el “cilicio” les haga ver la “luz”, de la razón, porque lo que es la otra, la de la fe, le deben estar cargando las pilas para ver si funciona, ya que las manifestaciones, la tirada de huevos a diputados y otras “acciones frustrantes” no le han servido para que evitar que Pedro Sánchez salga investido Presidente del Gobierno. Una vez dicho esto paso al tema de la Amnistía.

Ha llegado un momento en que creí que no iba a escribir sobre la Amnistía, que hablar de la segunda investidura sería lo apropiado, pero va a ser que no. Que viendo el panorama que hay de los “unos” contra ella y de otros, también a rebufo, se manifiestan contra la AMNISTÍA. Aunque en el fondo de sus obsesiones, lo que les molesta es que el PSOE en coalición con SUMAR, lleguen a gobernar el país. Lo de la Amnistía es la excusa perfecta para protestar por lo otro. Ya que hacerlo contra la investidura sería una declaración de derrota.

Así que haciendo uso del sentido de “a vuela pluma”, saco del cajón cosas que han ido pasando de un día a otro, relacionadas con la Amnistía.

Y hablando de Amnistía, no me vale que el PSOE salga con el banderín de enganche diciendo que es la primera ley de amnistía en democracia, está olvidando la financiera para salvarle el culo a los defraudadores del fisco, entre ellos el “emérito”. Tres amnistías fiscales. Dos a cargo del “descamisao” Isidoro, el que parece un jarrón chino, pero con la faz de miserable, en 1984 y 1999. Y la otra, la llamada “Declaración tributaria especial”, con cargo a MpuntoRajoy y de la mano de un tal Montoro, que en realidad no era una amnistía de deudas sino una socialización de las mismas, es decir que tu y yo pagamos los platos rotos por las entidades bancarias y los defraudadores. O algo así. La maldita hemeroteca las tiene cogidas con alfileres para que no caigan de la pared.

Así que no me queda más remedio que salir al quite de esta desvergüenza nacional que se deja manipular al más puro estilo borreguil.

Gracias a la Prensa de la caverna (los tres de la bencina) y sus adláteres, alentando con despropósitos en sus portadas. Apoyando la derecha y ultraderecha, en sus maniobras filibusteras y de lawfare, para atacar al segundo dispuesto a la investidura, lanzando soflamas contra la amnistía, para derribar al “contrario”. Todo ello seguido por declaraciones de los afines al partido de la gaviota.

A la judicatura caducada (ocho vocales conservadores del CGPJ caducados hace 5 años), interviniendo en política, mientras declaran que están para hacer cumplir las leyes. Algo inconcebible hasta ahora. La Asociación Profesional de la Magistratura (APM) conservadora y mayoritaria emitiendo comunicados condenando una ley de Amnistía que aún no se había publicado y está aprobada: “Es el principio del fin de la democracia”, dicen. Con el aplauso y seguimiento de las otras asociaciones: AJFV, JJpD y FJI. Todo un seguidismo Ellos mismos atentando contra la separación de poderes. ¡Ay! Montesquieu, que mal te veo. 

A los sindicatos de milicos (JUPOL y otros que “derramarían hasta la última gota de sangre” con la vieja escuela de jura de bandera), porque, dicen que “desaparecería definitivamente de Cataluña, el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil. ¡Hombre! No lo había visto desde este ángulo, pero puesto en faena, una buena remodelación de todos los cuerpos armados en uno sólo sería un puntazo. Algo así como la gendarmería francesa, pero por autonomía que quieran asumir el departamento policial, Es una idea.

El sindicato de Manos Limpias, algo desaparecido de las contiendas judiciales, vuelve a la carga, presentando demandas contra Pedro Sánchez, y el Tribunal de Cuentas mirando a Montserrat.

Los de Hazte Oír, se suman al carro de las manifestaciones para asomar la cabeza por la ventana de la derecha que, es la única que le hace un hueco, en todo lo que sea ir contra la “izquierda”, por muy poco izquierda que sea. Para ellos, eso de los autobuses repintados con fotos de Pedro Sánchez ya es un revulsivo. Vomitable, pero revulsivo.

Y, sobre todo, al perdedor de las elecciones, Sí, perdedor, el de la gaviota, el de amigos con yates y farina, y el del caballo bayo, que alimenta su fundación con las “rentas” del partido. Por no hablar de la Iglesia rancia abusadora de niños, de la CEOE de los empresarios. Todos ellos bajo la batuta orquestada de la FAES, esa fundación que recibe ayudas del Estado para maniobrar en su contra, que no se despeinó para declarar la guerra a un país, sin armas de destrucción masiva, o mintiendo descaradamente cuando el atentado del 11-Marzo en Madrid. Hablando de “peligro y riesgo para la democracia constitucional española” y de “un cambio del régimen constitucional”. Se supone que tuvo buenos maestros en eso de hacer cambios de régimen en los siete de AP. Por no hablar de las maniobras en el Senado para poner palos en las ruedas al debate de la Amnistía, a eso se le llama filibusterismo.

Lo que en un principio era mofa nacional, ver un “monarca” saludando a una cabra, ahora sólo nos queda mirar la tele para ver como rezan el rosario con el brazo en alto a ritmo fascista. Ya que lo de cantar el Cara al Sol, por la edad del “coro”, la mayoría lo tienen que estar viendo en el móvil, porque no vivieron aquella época en te obligaban a rezar y cantar con el brazo en alto, la canción de marras y aquella otra de Montañas Nevadas. Y, sí, hablo de una verdadera dictadura. No, de lo que llama una tal Ayuso a Sánchez, al más puro estilo cheli. Esto que tenemos ahora no se le parece a aquellos tiempos, aunque, tampoco, es una bicoca de democracia. Donde la guerra judicial (lawfare), las manifestaciones con los cayetanos y “cuñaos” alterados, las declaraciones de supuestos líderes de la derecha, ultraderecha y alevines del Yunque y del Opus, se desgañitan delante de sedes del PSOE, incluida Ferraz, dejan sus “malas babas”, en un “Aporellos” de los mejores tiempos cuando iban en busca de urnas y papeletas, símbolo de una democracia.

Un “Aporellos”, en que las banderas del “pollo” se pasean por las calles al grito de “Devolveremos golpe por golpe”. Y es que está claro que lo que no se puede ganar en las urnas, lo mejor es saltárselas y a golpe de manifestación intentar forzar nuevas elecciones. Y así, una vez tras otra, hasta que los escrutinios le den la razón.

Un españolismo desbocado, muy diferente de aquel que surgió de los fracasos del “imperio”, que un tal Altamira y su “Historia de España”, con otros seudohistoriadores, junto a, parte de la generación del 98, intentaron levantar la moral, que desde la derrota contra los EE.UU. y la pérdida del imperio andaba por los suelos y que la competencia de los nacionalistas periféricos (catalanes, vascos y gallegos) les mermaba el “alter ego”. Un españolismo que bajo el “manto monárquico” de Alfonso XIII, sí, aquel que se marchó por ladrón, que asumió el papel de símbolo de la nación y agente nacionalizador (Xosé M. Núñez: “Suspiros de España. El Nacionalismo español”), paseaba su “fervor nacional” por la geografía carpetovetónica. Ahora, parece ser, que ser español es rezar, que eso une mucho. Que lo de ”España ha despertado” sin saber contra quién van, es una anécdota sacada del mogollón de “pollos” sin bandera.

Aquí lo dejo que, el tema de la investidura de Sánchez, me ha dejado las neuronas descolocadas.