Tribunal de Cuentas o de cuentos, qué más da.
Su historia viene de cuando la monarquía quería mantener a raya a los nobles que le hacían la “cobra” a la hora de pagar el vasallaje. Otros dicen que era para contrarrestar el poder de los virreyes y gobernadores locales, agarrándolos por las partes débiles y apretar cuando así le venía al “coronado” de turno. Son cosas de la Edad Media que, como no le pusieron freno llegaron a nuestros días con poder para joder al prójimo y al vecino si hiciera falta. Fue dando cambios hasta que “los reyes felones” padre e hijo, Carlos IV y Fernando VII, vendieron la “patria” a los franceses para veranear en Bayona. Cosas de Borbones, que siempre hay dinero corrupto por medio. Y fuera de la “patria”, faltaría más.
