Proceso sobre el 1-O: un juicio del siglo XX
La dignidad democrática puesta en tela de juicio por un Estado que balbucea sus primeros gestos democráticos, por medio de
Una forma diferente de ver la actualidad política y social.
Un balcón para la Historia.
Un Racó per a Catalunya.
El “Proyecto Pegasus”, un editorial de The Washington Post, una investigación publicada en el The New Yorker, un trabajo del laboratorio The Citizen Lab de la Universidad de Toronto, junto a los análisis forenses de la ONG Amnistía Internacional, que reclamó (octubre 2020) una investigación exhaustiva sobre este sistema espía, han dado otra vuelta de tuerca, en ese campo del espionaje, como en tiempos de la guerra fría, ¿o sigue todavía?, de espionaje al ciudadano como la de la Stasi rumana de Nicolae Ceausescu. O, sin ir muy lejos, la “Social” de los 70 que alimentaba al TOP en “nuestra dictadura franquista”, de la que los políticos opositores al régimen y sindicalistas tienen recuerdos nefastos. Y al más puro estilo del escándalo del Watergate, de 1970 que destapó abusos de poder por parte del gobierno Nixon. Pero aquí no seguirá aquel ritmo de: 49 personas culpables y encarceladas, y múltiples dimisiones. ¡Quita, quita! Que aquí eso de las dimisiones no se estila. Te pasan del puesto, a otro mejor remunerado, aunque sea de asesor en una embajada y todos felices.
Con lo que cuesta escalar el poder hasta llegar a los cargos que dan tranquilidad al bolsillo del político que vive de la política. Es tan difícil una situación similar que la ministra Robles, la de Defensa, la jefa del CNI de los espías, no sabe que es The New Yorker. ¡Bueno! Tampoco es raro que no lo sepa: “Aun siguen buscando las urnas del Referéndum del 1 Oct. 2017”. Y nos aseguran que el imán de Olot, el terrorista del 17ª de 2017, murió en la explosión de Alcanar, aunque el cadáver no existe. O eso dicen.
65 ciudadanos, del ámbito político catalán, independentistas para la policía patriótica de las “cloacas del estado”, han sido espiados, en forma de onda expansiva, es decir, entrando en sus teléfonos móviles, con acceso a sus agendas de contactos, lo cual, les llevaría a personas menos relevantes en la política catalana: Responsables políticos con inmunidad parlamentaria (diputados de varios parlamentos, incluso del europeo) varios presidentes de la Generalitat catalana, abogados (vulnerando el derecho establecido para una defensa efectiva), periodistas, activistas independentistas, familiares, técnicos, y los que quedan por descubrir, dicen las lenguas de doble filo, un mínimo de 150 personas. Porque, según los entendidos, cuando Pegasus entra en un dispositivo, toma el control total del aparato, y puede: leer los emails, SMS, Twitter, WhatsApp, Telegram, y toda aplicación que estén instaladas en el móvil, incluso escuchar las conversaciones y bajarse todo lo que tengas almacenado. Una bicoca para el espía de las “cloacas”.
La ONG Amnistía Internacional lo considera una violación generalizada de los derechos humanos. Y Citizen Lab centra su investigación en los abusos de los derechos humanos de alta tecnología.
Es decir, vuelve a llenar la cuota de “pantalla” en los medios de comunicación de allí y de aquí, y sobre todo del periodismo internacional. Otra desvergüenza del estado español que lo deja a nivel de “Torrente, el brazo tonto de la Ley”. Porque para este “sistema” patriótico, espiar al independentismo catalán es legal, ya que para él, lo de pedir la independencia es un “acto terrorista” y como tal debe ser tratado, o una organización criminal, no como la del PP declarada así por los jueces. Pero como esta es de los suyos, o mejor dicho son los mismos con distinto collar. No como en Suiza que, al Tsunami Democràtic lo considera manifestaciones políticas. Y los “patriotas” siguen llamando, a este país de pandereta, una democracia plena, mientras se ponen firmes delante de una cabra en un desfile militar. Las ruedas de molino se tragan con menos dolor de garganta.
Pero, esto no es nuevo por estos pagos. Aunque, ahora se le vista con un traje de spyware. Porque eso de espiar al político de turno ya lo hacía la dictadura franquista y lo utilizaba para alimentar el Tribunal de Orden Público (el famoso TOP, padre de la Audiencia Nacional). Y para amarrarlo bien, se preparó una Ley de Secretos oficiales, el 06/04/1968, que pasó por el tamiz de la Constitución con un lavado de cara en octubre de 1978, un poquito antes de aprobarse la “sacrosanta Constitución del 78., y así entrar en el periodo de Transición, rejuvenecida. Es una Ley preconstitucional, no lo olvidemos. Es como una buena capa que todo lo tapa, y especialmente las vergüenzas que el ejecutivo lleva a cabo, dentro, y fuera de la legislación estatal, e internacional. Sobre todo, si se le acompaña con una Comisión de Secreto Oficiales, que sirve para asegura la “omertá” oficial de todas las actividades, de dentro y fuera del control gubernamental y parlamentario. Algo así como el “secreto de confesión” con el cura de turno, que dicen que no “podía” hablar de lo confesado, o eso nos hacían creer. Y a los derechos fundamentales que le den por donde amarga el pepino.
El primer párrafo de la Ley dice:
“Es principio general, aun cuando no esté expresamente declarado en nuestras Leyes Fundamentales, la publicidad de la actividad de los Órganos del Estado, porque las cosas públicas que a todos interesan pueden y deben ser conocidas de todos.”
Sigue nombrando las Leyes Fundamentales del Franquismo, sin siquiera temblarle la letra. Y aun así, del dicho al hecho hay un gran trecho, porque si a lo anterior le coloco la coletilla de “materias clasificadas”, todo se convierte en una cortina de humo que diluyendo todas las corruptelas, habidas y por haber, ya sea de los “espías, del “emérito, o de las fuerzas armadas”, los informes “judiciales” de la guardia civil, o de las granadas de racimo vendidas al mejor postor. Ya que esto no va de derechos humanos, sino de mantener la unidad de la patria bajo el principio de “unagrandeylibre”, como metieron en el Art. 2 de la CE del 78.
La historia del espionaje al adversario político entró en la “Transición”, camino de la democracia a la española, de la mano de un tal MpuntoRajoy, ministro del interior por aquel entonces (2.001) comprando el Sistema integral de interpretación de las comunicaciones (SITEL), un juguete en manos de la “Benemérita”, la del tricornio de charol y del CNI, para hacer un seguimiento de los teléfonos móviles de aquellos que resultan sospechosos, de lo que sea, el delito lo pondrían después de oír las conversaciones. Y en caso de duda, siempre hay un juez que autoriza la “escucha”. En 2.010, otro paquete de spyware, comprado la empresa Hacking Team, con sede en Milán, cuyo uso se mantuvo en secreto. Y la cosa siguió subiendo de nivel, cuando en 2.015, The Citizen Lab (Universidad de Toronto) denunció la proliferación de Finfisher, otro paquete más sofisticado, de la empresa Gamma Group, vendido sólo a gobiernos, entre ellos el español, para controlar ordenadores infectados de ciudadanos, “desafectos al régimen gubernamental de turno”. Citizen lab ha identificado alrededor de 32 gobiernos y 10 entidades gubernamentales, sospechosas de usar este equipo.
Y, a partir de 2019, el programa estrella del espionaje, Pegasus de la empresa NSO Group, israelí, que saltó al ruedo por espiar al presidente del Parlament catalán, Roger Torrent, a Ernest Maragall, y otros, así hasta que en estos días salieron una lista de 65 personas del ámbito político catalán, con algunos abogados cercanos o periodistas. Aunque el debate se vuelto un caos, lo que hasta ahora no he leído es si el programa está bajo el auspicio de la empresa israelí, y ella mantiene los programas de los clientes, es posible que los servidores de dicha empresa tengan copia de todo lo que pasa por Pegasus, ni tampoco se sabe el uso que esta empresa hace de dicha información. ¿Están los servicios secretos israelíes detrás de todo el tinglado? Yo lo dejo ahí como reflexión.
Según el informe de Citizen Lab, del 18/04/2022, “los ataques coincidieron con eventos políticos, lo que subraya que los ataques pueden haber sido con fines de espionaje político. Por ejemplo, Jordi Solé (MEP, ERC) fue objeto de debate durante las discusiones del partido sobre quién reemplazaría al eurodiputado Oriol Junqueras”.
Continuará… al hilo de reflexión de Jordi Barbeta (El Nacional cat)
¿Es Pegasus un complot institucional?
La dignidad democrática puesta en tela de juicio por un Estado que balbucea sus primeros gestos democráticos, por medio de
Amigo mío, el que es un miserable no deja de ser miserable en carroza, a caballo ya pie. Por eso no creo nunca a ningún miserable, ni en el arrepentimiento de ningún miserable. “GOETHE”.
Los miserables, a veces nacen, a veces se hacen, y otras se perfeccionan desde su nacimiento hasta que florecen en la vida pública.
Con ella llegó el escándalo Con esto de tantas elecciones juntas y seguidas las neuronas políticas van cuesta abajo y