A las puertas de la III República
Se cumplen 89 años de la II República y última hasta ahora, y en puertas de una III República si el confinamiento nos deja tiempo para reflexionar lo suficiente y querer decidir entre el sistema monárquico, financiero y liberal y una República, donde el Jefe de Estado sea elegido por votación, y no esté por encima de la ley, ni sea un irresponsable y que pueda rendir cuentas por su gestión ante los representantes del pueblo.
En el siguiente artículo hago una descripción cronológica desde que un rey, por primera vez en la historia de España, fue elegido por votación en las Cortes. Añadiendo el artículo que escribí hace dos años, titulado, titulado: “14 DE ABRIL DE 1931. LA REPÚBLICA”.
¡VIVA LA REPÚBLICA!
Dos años de monarquía parlamentaria, de la mano de Amadeo de Saboya (1870-1873), nombrado por unas Cortes constituyentes que proclamaron la Constitución de 1869, donde la forma de gobierno sería una monarquía constitucional.
Pero todo fue una coalición monárquica donde el poder no llegaba a consolidarse ya que la aristocracia y los sectores tradicionales españoles mostraron desafección al régimen de Amadeo I y maniobraban hacia la restauración borbónica. Así que con seis gabinetes incapaces de gobernar, la guerra de Cuba, la guerra Carlista y unos borbónicos, llamados alfonsinos que afilaban sus facas. Vieno el panorama que le echaba encima, pensó ¡Ahí os quedáis y que os den! Mientras decía: “¡No entiendo nada, esto es una jaula de locos!” y dando un portazo, nos dejó con la miel en los labios y la puesta en marcha de una democracia. Para una vez, en la vida de la realeza que las Cortes eligen un rey, progresista aunque católico, faltaría más, que encajaba en el formato que habían diseñado, para una España sin borbones. Y eso que aún no sabían que apoyaría las desamortizaciones y la reforma del ejército. Todo esto lo decía el hijo de Vittorio Emanuel II, rey de Italia que puso las peras al cuarto al Papa, disolviendo los Estados Pontificios y dejándolo “confinado” en un rincón llamado Vaticano.
No hay mal que por bien no venga y entre monarquías, es decir, entre col y col una lechuga. Una República, la primera, pero República al fin y al cabo. Y aunque duró tanto como dos años (enero-1873-diciembre 1874), es decir, un suspiro y medio, que es lo mismo que nada. Tan poco tiempo que no se le pudo tomar el pulso a un gobierno republicano. Pero la semilla quedó en el camino esperando otros tiempos mejores.
Y como cada Borbón tiene un general a mano para dar un golpe de estado y recolocarlo en el sitial que la divina providencia les tiene reservados por encima del bien y del mal. Así ocurrió, un tal Martínez Campos, con todas sus chatarreras en la pechera puso a Alfonso XII, aquel que el régimen franquista le hizo una película con el pomposo nombre de ¿Dónde vas Alfonso XII? Un rey que fue visto y no visto, pero que dejó sobre la mesilla de noche de la política el manual del absolutismo, y en el cajón escondió la soberanía del pueblo. Eso, sí, también dejó para la posteridad, una alternancia de los partidos políticos en el gobierno, el bipartidismo.
Le sucedió un hijo (Alfonso XIII) más putero que ladrón, o viceversa y que al final se le fue todo por la alcantarilla cuando nombró a Berenguer, otro militar de la camarilla cortesana, que con una monarquía caducada, intentó salvarla de la democracia y lo único que consiguió fue condenarla. Y cuando vio las orejas al lobo del republicanismo huyó del país hacia donde la banca le guardaba los “ahorrillos”. Unos republicanos que venían con mucha euforia, consiguiendo dar forma a una II República que despertó la ilusión de la sociedad empobrecida, aunque con el tiempo fue perdiendo fuerzas, cuando los partidos republicanos se dividieron por selección natural de izquierda por un lado y derecha y derechona por el otro. Hasta que el ejército, la CEDADE, la Iglesia, los terratenientes y el entramado caciquil tiraron por tierra la ilusión y la libertad de un pueblo, por medio de un pronunciamiento militar que mantuvo en el poder una dictadura por 40 años.
Pero eso no impidió que con las elecciones municipales del 12 de Abril de 1931 se iniciara una ilusión republicana. Y más con los resultados de una amplia mayoría que no dejaba duda cual sería el final de la monarquía, cuyo rey sabía que tendría que abdicar, pero no podía hacerlo en ningún hijo. Él no quería irse así que intentó continuar pidiendo a las capitanías generales que hicieran un golpe y le dieran el gobierno, pero ninguna respondió. Era lo habitual en los Borbones, cuando su ineptitud les impedía reinar, no gobernar, se buscaban un general militar, amigo de la casa que le montara un golpe de estado a la medida, y vuelta a empezar.
Los resultados electorales de las municipales provocan grandes manifestaciones republicanas, los militares deciden no sacar las tropas en este contexto y la monarquía cae. Romanones pacta con el comité revolucionario un exilio pacifico del rey y la familia real.
Se inicia la II República. Es el 14 de abril de 1931.
Francesc Macià, al conocer los resultados proclama el Estado Catalán e invita a las demás regiones a organizar un Estado Federal, aunque después colaborará con Madrid priorizando la estabilidad del nuevo régimen.
Gobierno provisional entre abril y diciembre de 1931. Nacido del Pacto de San Sebastián. Y se inicia el llamado Bienio Social o azañista (31-33).
Una República que es acosada por los militares, caciques, terratenientes y clero cuando ven disminuir sus privilegios:
– La Ley de reforma agraria para combatir el paro agrícola.
– Es declarada la libertad religiosa y la enseñanza religiosa en las escuelas públicas deja de ser obligatoria y pasa a ser voluntaria. Los obispos españoles protestan ante el presidente del Gobierno por su pretensión de separar Iglesia y Estado. También es disuelta la Compañía de Jesús.
– La reforma del Ejército, reduciendo a la mitad las divisiones y la clausura la Academia General Militar de Zaragoza, no gusta a los uniformados, y sobre todo a los africanistas y antirrepublicanos.
– Se aprueba la ley de divorcio.
Un intento de golpe de estado en agosto de 1932 (Sanjurjada).
La derecha se va recomponiendo. En enero de 1933, los monárquicos fundan Renovación Española y en marzo, un grupo de católicos fundan la CEDA. En octubre se funda la Falange.
En abril de 1933 vuelven a haber elecciones municipales y por primera vez en la Historia de España, votan las mujeres. Y el resultado vuelve a estar a favor de los republicanos.
El bienio radical o bienio negro de 1934 – 1936, está en poder de la derecha, amnistiando a los participantes de la Sanjurjada. En 1934 tiene lugar la revolución de Octubre.
En enero de 1936, surge el Frente Popular, una coalición de izquierda republicana y socialista a la cabeza de la cual estaba Azaña. Lo que hace que en las elecciones de febrero de 1936 obtenga el poder con una victoria clara y legítima.
A principios de julio de 1936, la preparación del golpe militar está casi terminada y fijada para los días 17 y 18 de julio. Un golpe militar acaba con la ilusión de una República.
Cuando se habla de los objetivos del Golpe de Estado, hay dos vistas diferentes: los declarados y los reales.
Los objetivos declarados para justificar el pronunciamiento: Acabar con la República. Restaurar el orden. Anticiparse a una prevista revolución comunista. La ilegitimidad del gobierno existente.
Pero la historiografía lo ha desmentido, así como los documentos que presentaron eran falsificados: No había amenaza comunista, sino un proyecto de transformación de los partidos políticos. La victoria del Frente Popular y su gobierno fue legítimo, aunque no fuera por mayoría amplia, sino ajustada.
¿Cuáles son los objetivos reales del golpe de Estado?
El objetivo es la destrucción del orden político existente. Era un sistema u orden democrático. Destrucción de la democracia republicana. Y también, la destrucción de los movimientos políticos que habían proyectado transformaciones políticas, sindicales y sociales, de carácter liberal o de carácter laico. La voluntad de destrucción de los que tenían la concepción de una España diferente del nacionalismo españolista, y de aquellos que cuestionaban la unidad de España.
(Fuente: Apuntes de Historia, Josep Fontana:” España bajo el franquismo”(1986)
Con tu permiso, desearía alargar tu artículo con un apéndice, que creo que está indisolublemente ligado al tema en cuestión. Las causas verdaderamente determinantes de nuestra derrota están en el hecho de que España, un país pequeño, no sólo combatía la rebelión de las fuerzas oligárquicas y reaccionarias internas -nada desdeñables- y la agresión de las potencias fascistas -Italia y Alemania- sino el cerco del imperialismo mundial que con la hipócrita «no intervención» ahogaba a la República española; cerco que la Unión soviética, lejana y solitaria, no podía romper decisivamente con sus solas fuerzas. Las causas están en que la… Read more »
Amigo Antonio. Me gusta que entres en el ruedo y aportes tu parte, y también que mis escritos no se queden huérfanos de crítica o de ampliación. Por otro lado he de aclararte que en el interior, el enemigo de la República estaba por todas partes, no sólo en la derecha fascistas, y la Iglesia, también en los terratenientes agrícolas que veían como la reforma agrícola les cambiaba sus poderes. Y no hay que olvidar que dentro del republicanismo había partidos de derecha , de izquierda y colaboradores socialistas que se tiraban los trastos a la cabeza, y en otra… Read more »
Las causas de la derrota a las que haces alusión, las tengo claras. Sé que sucedieron tal como lo explicas. El que yo no haga referencias a ellas, no es por ser desconocedor o ignorante de las mismas, Simplemente he querido hacer una relación de las que, según mi criterio, fueron las más relevantes, determinantes y decisivas.
Un abrazo.