Estoy tan abducido, sugestionado, embelesado, hipnotizado, por el “Tremending Tópic” del concepto: “Mesa de Diálogo” que he cerrado la mente y me he visto flotando en la nada, o ¿se dice flipando? Es decir, que no, que esta mesa no va a ninguna parte, que en el aperitivo se tiran las copas de vino a la pechera, y el agua no llena la jarra. Que el querer poner guiones a la partida desde un lado, y de otro, da mal fario. Por no hablar de que sea el “miércoles de ceniza”, que es como empezar la cuenta atrás de la semana santa, por si no estás en la lista que marca la casilla del 0’7%, la de la conversión, a través de la “oración”, la “limosna” y el ayuno. Y visto así, es como si te dijeran: “Hay que apretarse el cinturón, que la cosa viene chunga y vienen cuarenta días de penitencia”. Te colocan una cruz de ceniza en la frente y te rememoran que “eres polvo y en polvo te convertirás”, no que vienes de un polvo, que debería ser lo normal, y te irás con otro polvo, si es que eso es posible. ¡Perdón! Creo que me desvío.
El hecho diferencial está en la forma geométrica de la mesa o en el simbolismo de del procedimiento. Dice la máxima: “por su forma, sus frutos, sus obras, lo conoceréis”, o algo así. La cuestión es que nos llenan la cabeza de ideas preconcebidas sobre una negociación que más bien parece un quiero y no puedo, pero no dicen nada respecto a la forma, y después pasa lo que pasa, que te quedas a media luz y sin velas.
Veamos. Una mesa redonda, y no me refiero a la del Rey Arturo, aunque parece ser que la idea proviene de este mito, que ya sería “demasié pal coco”, es tratar temas polémicos para analizarlos y confrontar varias perspectivas sobre los mismos. O lo que es lo mismo, la cosa es seria y los actores se lo toman con seriedad y profesionalidad. Se decide previamente el tema, o temas, y dale que te pego hasta que la hebra se acabe.
Y no vale calentar motores diciendo, sin decir lo que cada uno siente. Por un lado: “Vamos a defender un modelo de país” (Torra), y es que cuando uno se va “arriba” la peana es necesaria; por el otro lado:” Yo voy a la mesa de diálogo con el mejor de los ánimos y con la esperanza de que dé frutos” (Sánchez el Sobrao). Otro que también se va arriba. Y yo pensando que lo que hacen faltan son soluciones y no buenas razones. Porque lo de peras y manzanas ya quedó claro que no casan para dar frutos. Aunque cuando la vocera mayor del reino (Sra. Calvo) dijo aquello:” El mejor orden del día es sentarnos”, casi me da un yuyu cuando ya me olvidaba de un tal Mpuntorajoy y lo de “un vaso es un vaso y un plato es un plato”. Pero ya veo que siempre hay alguien que supera el listón. No sé a vosotros, pero a mí me parece muy feo hacer la reunión de la “Mesa del diálogo” de pie, lo suyo es sentarse que para eso están los sillones, porque aquí sillas no ponen que son incómodas. Así que decir que hay que sentarse es de Perogrullo
Hay más detalles sobre esta forma de reunirse, además de verse las caras todos en un mismo nivel y en igualdad de condiciones. No hay privilegios, ni distinciones. Hay reglas y también un moderador, o coordinador, que reparte el juego, que debe ser “imparcial”. Y ¿quién elige la imparcialidad? Y ¿quién tiene más privilegios? Y, llegado a este punto, ¿Por qué alguien rechaza la presencia de un moderador? Hablando de moderador, que los del gobierno monclovita dicen que nanay del Paraguay, que para eso está lo que se llama “seguridad jurídica”, que es algo así como palabrita del niño Jesús, en manos del gobierno central. Si se cumple bien, y si no también.
En el caso de que la mesa sea Cuadrada, o Rectangular, mal asunto. Aunque si se toma de modelo a “Los Caballeros de la Mesa Cuadrada y sus locos seguidores…” de Monty Python, la cosa sería ¡la leche”, y no en botella, que no estaría mal, por lo menos humor no faltaría en el aperitivo, que con la cara de muermos que llevan, no sé, no sé… Y modelos hay a parar un carro en IKEA, por cierto que ha cerrado todas sus tiendas en China, por la cosa esa que ha cancelado el Mobile World Congress (MWC) de Barcelona, aunque un tal Fernández Díaz y su ángel Marcelo ha dicho que ha sido culpa de Sánchez. Este meapilas de la Obra no le va bien la “jubilación”, al culpar de plaga nacional, peor que las de Egipto al gobierno “progresista”, al que un tal Iturgaiz, renacido como el ave Fénix del fuego de FAES, llama ”fasciocomunista”. Dime de que presumes y te diré de qué adoleces, ya que no es el gobierno “progresista” el que ha dicho que trabajar con el del caballo bayo“, que “es una persona maravillosa” , “es muy bueno y necesario”.
Creo me voy, otra vez, por los cerros de Übeda, y me he caído de la mesa cuadrada. Así que sigo señalando que esta forma de verse el careto, sería una mala manera de encarar el “conflicto” y, más bien, guardar las distancias por si acaso, sin moderador a la vista. Y sólo falta poner las pistolas sobre la mesa, porque lo de poner las botas ya quedó feo cuando lo de Irak.
Siento que Iglesias no asista a la reunión, no porque crea que lo hará mejor que su equipo, pero por lo menos tendríamos motivos para que alguien saque a relucir que Venezuela patrocina la Mesa del Coloquio, que hace tiempo que no se le nombra. O sí. Espero que se mejore pronto, que no me fio de dejar sólo a Pedrito, y al Ábalos and Company.
Y hablando de los equipos, no hay que perder de vista los componentes de ambos lados de la mesa. Por el lado del gobierno, todas las primeras figuras quieren entrar al terreno de juego donde Sánchez y Calvo llevarán el brazalete de capitanes, y por parte de los indepes, se han llevado hasta los suplentes, y así sale la foto, todos más apretados que chinches en costura. Como si no hubiera espacio en el palacete. Que con un estornudo puede parecer un tiro de perdigones. Y es que al final, se ha optado por la mesa rectangular, como esas que te ponen en la comida de empresa en los restaurantes de único precio por menú si es colectivo.
Me pregunto ¿Si han puesto mascarilla a la derecha o a la izquierda del comensal, junto al móvil o en el lado contrario?
Pues la reunión se ha llevado a cabo y todos han salido contentos, semicontentos, tristes o desconsolados, o con el paraguas abierto por el chaparrón que pueda caer a la salida. Eso sí, todos vivos, y no como presagiaba la derecha-ultraderecha-unagrandeylibre, que se abrirían los infiernos. La alegría no era lo más extendido pero parece ser que repetirán los encuentros, cada mes los currantes, cada seis meses los VIP, o cuando sea necesario ratificar acuerdos políticos.
Una cosa que me ha sorprendido, es que en el ambiente flotaba el concepto de conflicto político, incluso alguien del equipo sanchista ha preguntado si “el retorno de los presos políticos y el fin del exilio serviría para volver a canalizar el diálogo entre los dos gobiernos”.
Pero no nos engañemos, en el fondo la cuestión es que los encuentros parecen desencuentros, porque mientras unos hablan del derecho de autodeterminación y la amnistía de los presos políticos y un mediador internacional, por el otro se agarran a los 44 puntos y reclaman “fórmulas imaginativas” y juegan al gato y al ratón para esquivar los temas peliagudos y entretener al equipo contrario con las “cosas más fáciles” y así seguir con los presupuestos hasta que en el UE se los echen para atrás, por no atenerse al art. 135 de la CE, aquel que se metió forzado con nocturnidad y alevosía y sin referéndum, pero la excusa sería perfecta para culpar al Govern catalán del rechazo.
Y saliendo al paso, pongo la noticia de política internacional del Foreing Policy, que “acusa al Felipe VI de ser la verdadera causa de por qué no se soluciona el conflicto entre Catalunya y el Estado”, con su política de “tolerancia cero”, y si no fuera “por la actitud del “monarca” habría una solución a la crisis de Catalunya”. Que lo que está haciendo con la inflexibilidad desde hace tiempo es “debilitar la capacidad de Pedro Sánchez para negociar, mientras da alas a los independentistas catalanes”. En opinión de la revista americana es que el VI de los Felipes se decanta claramente hacia la posición intransigente y eso provoca tensiones con el presidente español. Y que “aún no ha entendido que la inflexibilidad es insuficiente para tratar con el movimiento independentista catalán”. ¡Muy fuerte! Pero ya lo sabíamos desde el 3-O del 2017.
Y para apoyar lo anterior, ahí están el “Isidoro” de la chaqueta de pana y el Ansar de los pies en la mesa, para corroborar que en la negociación “no pasará nada” que es una “mesa de negociación devastadora para el sistema constitucional” (Ansar), mientras que el primero, dando vueltas al puro y revisando que la nómina del sueldo vitalicio, de 2M € anuales que creó durante su mandato, no lleve errores, sentencia que “no hay espacio para las pretensiones de la delegación catalana: ni habrá autodeterminación, ni amnistía. Y si alguno lo intenta, el plantará cara”. Los extremos se tocan, o, a lo mejor no hay extremos.
Ahí queda para reflexionar sobre la posibilidad de que la Mesa de Diálogo llegue a buen puerto, por mucho que Rufián diga que “ayer fue un día por el que cualquier demócrata se sienta orgulloso”.
Y ahora a sentarse a la puerta y ver pasar las encuestas vendiendo humo.