Juicio 1-O: La brutalidad policial se cuantifica: 1066 heridos por votar pacíficamente.
1066. Sí. Esa es la cifra que recoge un informe elaborado por la doctora Nuria Pujol-Moix (profesora emérita de la
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“Jutge que no té consciència, mai farà bona sentencia”
Un suplicatorio con efecto retardado
Lo del suplicatorio del juez Llarena contra la inmunidad parlamentaria de tres eurodiputados catalanes, me trae a colación el refrán: “¡Pleitos tengas y los ganes! En este caso es una carga explosiva con efecto retardado en el mismo centro de la “democracia europea”.
Y, hablando de “democracia”, lo mejor es tocar madera, no vaya a ser que se desboque, se le escape un tiro y te dé en el pie.
El suplicatorio es una historia en dos tiempos: A) la entrada, parada y fonda, del suplicatorio, en el Comité de Asuntos Jurídicos de la UE, un año en reposo, y B) la “imparcialidad” haciendo filibusterismo en el mismo centro de la democracia europea.
Esta historia comienza en el Tribunal Supremo, que desde un principio se apropió de un proceso judicial que no era de su incumbencia, porque según la CE del 78, corresponde al juez natural, del territorio donde ocurren los hechos a litigio, y no fue el caso. Un TS que, en su afán persecutorio, encarna su espíritu inquisitorial en el cuerpo del juez Llarena, una vez sí, y otra también, para que “ponga una pica en Flandes”, nunca mejor dicho, en formato de “suplicatorio”, contra los exiliados políticos catalanes que tienen escaño en el Parlamento Europeo. Es decir, son eurodiputados.
El objetivo, a mi modo de ver, no es sólo retirar la inmunidad parlamentaria a dichos políticos para procesarlos por convocar un Referéndum el 1 de octubre de 2017, (delito despenalizado en el 2005, pero qué más da, se aplica el Derecho Penal del Enemigo, en lugar del Derecho Penal del Hecho, que sería lo normal), pidiendo la independencia de Catalunya, que no está penado por el código español, sino reprimir el movimiento independentista, por poner en tela de juicio lo de la unidad nacional de la “unagrandeylibre”. Y, para ello, el arma leguleya es la más idónea, ya que entremezcla los poderes del estado en una amalgama de despropósitos, que dejan a un tal Montesquieu con el culo al aire.
La copresidenta del grupo de las izquierdas en el Parlamento Europeo, Manon Audry, aseguró: “La organización de un Referéndum no es un crimen”. Pues eso.
Así que Puigdemont, Comín y Ponsatí (President y Consellers de la Generalitat de Catalunya destituidos por obra y gracia del art. 155 de la CE y su régimen del 78.) se enfrentan a la reactivación de las euroórdenes desde la justicia española, una vez aprobado, el suplicatorio, por la Eurocámara. A partir de ese momento, se abre la veda de la extradición, esa golosina que trae al poder judicial español de cabeza, para cerrar el círculo del procés, y tener a todos los políticos marcados en las cartas, encerrados en la “garjola”, lo que es lo mismo que entre rejas.
Y es que la toga del tal Llarena no escarmienta. Ya ha perdido la batalla en Alemania, Escocia, y Bélgica, en su intento de comparar la justicia “made in spain” con la europea, y eso tendrá sus consecuencias.
Dicho requerimiento entró en el Comité de Asuntos Jurídicos en enero de 2020, calentando el horno, pero la pandemia lo puso en pausa y lo dejó a enfriar, hasta que, al convocarse las elecciones catalanas para el 14F del 2021, alguien despertó del letargo y en octubre de 2020, volvió a remover la “Caja de Pandora”. Porque eso de la “democracia plena” es una milonga, la mires como la mires. Tanto en la “justicia” española como en el Parlamento Europeo. Y si no, echemos un vistazo al asunto.
El Comité está formado por 25 miembros a elección de las familias políticas del Europarlamento, y en consonancia con su peso político, se reparten de la siguiente manera: 7 del grupo popular, 5 del grupo socialista, 5 del grupo Renew, al que pertenece Cs, y 2 del grupo conservador y reformista, del que forma parte Vox. Todo ello a nivel de Europa. Con esta composición ya se parte de la base que la democracia no está a la altura deseada, y la credibilidad del Parlamento Europeo, pierde puntos en el camino de la “democracia plena”. Ya lo dice Jordi Galves en su artículo “Què fot el Parlament Europeu” (Pero qué hace el Parlamento Europeo) en El Nacional.cat de forma magistral: “La inmunidad parlamentaria no es ningún privilegio y sirve, esencialmente, para que la mayoría política no aplaste a la minoría, para que las opciones políticas no mayoritarias puedan tener voz y voto y no acaben perseguidas. Para que la democracia se nutra realmente con gran riqueza de diversidad política y, así, la mayoría nunca pueda ser confundida con toda una sociedad”.
Pero el poder es el poder y a ti te encontré en la calle. Y cuando se tiene el mazo de la mayoría al alcance de la mano, no van a dejar que unos “chili cuatros” se salgan de rositas. Así que, por un momento, olvidemos eso de la izquierda y la derecha, que en cuestión de controlar el panorama político hay un “Deep State” en la sombra que hace que “No sea la política la que hace extraños compañeros de cama…” (Groucho Marx). O. Sí
El juego consiste en saber elegir al ponente y su ayudante para elaborar el informe. Honesto, imparcial, neutral y político, que no sea del mismo grupo político o Estado afectado. Una “Delicatesen” de político, raro fenómeno por los pagos europeos y mucho menos por los de la Casa de los Leones. Al final, es más probable que entre un camello por el ojo de una aguja. El diputado alemán Patrick Breyer, veía la cosa turbia y puso el piloto en amarillo, e intermitente, advirtiendo que sería difícil encontrar a alguien con “perfil” neutral. Incluso el diputado socialista Ibán García, lo testificó, señalando la incompatibilidad de los diputados del mismo país de origen. Pero esto son minucias cuando se tiene a un presidente de dicho comité como juez y parte, y un partido socialista con la escopeta cargada dentro de la choza de camuflaje, haciéndose el equidistante hasta la hora de votar, y aquí te espero. Lazo amarillo en la mirilla ¡Apunten! ¡Fuego! Diana al “disidente”, e indepe a la mazmorra.
Que después, con lo de la mesa del diálogo, los indultos si, indultos no, o a largo plazo, porque el juez más chulo del TS, Marchena, tiene los informes durmiendo en el cajón de los “castigados”; y los de En Comú Podemos, afinando el piano para ponerle música a la letra de la amnistía, que junto a la reforma de la sedición son el marchamo simbólico de “progresismo” en el ejecutivo, mientras marean la perdiz, y lo del tercer grado para los presos políticos que da más juego que un crupier en la ruleta, en tanto que, ERC que si sí, que si no, que somos más chulos que un ocho, que mejor lo de la amnistía, o lo del indulto, que tampoco hacemos asco, y os tenemos agarrados por sálvese la parte, es como un cuento circular, y el “día de la marmota” es un chiste comparado con las filigranas malabaristas que, el poder judicial “caducado”, es capaz de hacer cuando se disfraza de político. Y nosotros, los “mindundis”, los del voto “útil”, los del voto indepe, o los del voto republicano, creyendo a pies juntillas las promesas del “crecepelo”. Y no escarmentamos de “ser creyentes”, mientras los políticos hacen “tripijocs” (tejemanejes).
Otro sí. Al eurodiputado alemán, Patrick Breyer , le preocupaba que los delitos de que se les acusaba, aunque estaban penados en el código español, no encajaban en los de otros países europeos “Pudiendo incriminar actitudes pacíficas”. ¡Bingo! Y para que le vamos dar vueltas, eso no es impedimento para que los “justicieros de las cruzadas antiindependentistas” sigan erre, que erre, arropando las cagarrutas de Llarena en su periplo europeo de las euroórdenes.
Y llegados a este punto, hay que señalar que el presidente del comité, Adrian Vázquez, es un eurodiputado de Ciudadanos. ¡Gensanta! Poner a la zorra a guardar las gallinas. Y no acaba la cosa, el ponente elegido para realizar el informe es el ultra Ángel Dzhambazki, compañero de filas de Vox. Que se ha enfadado porque Puigdemont le ha tratado de “fascista, amigo de Vox que quieren que vayamos a la prisión” en una entrevista y lo piensa demandar para apurar su minuto de gloria, porque lo que va detrás de la votación va a ser un suplicio político. Y es que el ultraconservador ponente, olvida que está retratado en un acto del partido Vox, aplaudiendo consignas como: “Puigdemont a prisión”, pero como a eso se le llama ser “imparcial”. Pues ¡Viva el vino!
Y la “imparcialidad” es filibustera
Hablando de “imparcialidad”, en el tema del suplicatorio ante el Comité de Asuntos Jurídicos de la UE, observamos que hay otra cuestión reglamentaria que ha disparado la alarma de la objetividad, y me refiero a que un ponente sólo puede hacer un informe de un suplicatorio individual, y en este caso hay tres implicados en lugar de uno. Pero eso no importa, que aquí no cabe lo de “Partid en dos al niño vivo, y dad la mitad a la una y la otra mitad a la otra”, porque no va de sabiduría sino de putería institucionalizada.
Ni siquiera que el informe se filtrara varios días antes de hacerse público en el Comité de Asuntos Jurídicos de la UE. O, que se publicara en un diario de la caverna mediática (ABC) y como las sospechas estaban repartidas entre los cincos eurodiputados españoles que están en el citado comité, el presidente del Parlamento dijo que eso es grave y hay que abrir un expediente por falta de confidencialidad. Y yo me pregunto ¿Quién hará el informe previo del expediente, el mismo ponente o es que entre los más de 700 eurodiputados no hay uno válido para tal labor? Aunque eso de ser un procedimiento confidencial, es de risa, cuando del PP, o Cs, o PSOE se trate, sobre la unidad patria, todos se alinean al grito de: “ ¡Llanera y cierra España!” ¡Ar!
Así que, el 23 de febrero, el comité aprobó el informe favorable a levantar la inmunidad a los tres eurodiputados. Con la salvedad, de que del medio centenar de suplicatorios votados desde 2014, es la primera vez que un resultado ha salido tan ajustado. En este caso se aprobó, sólo por 15 votos a favor, 8 en contra y 2 abstenciones. Quedando de manifiesto la alegría en los políticos de la derecha, y dejando claro que un suplicatorio de características judiciales, se ha politizado descaradamente. Pero con decir que hay separación de poderes, todo queda zanjado.
Y, de pronto, saltó liebre de las artimañas leguleyas. En el informe aprobado, correspondiente a la consellera Ponsatí, se ha colado un delito que no estaba en el suplicatorio. El de malversación de fondos públicos que, en el juicio celebrado en el Tribunal Supremo, no se pudo acreditar, y fue descartado. Pero, a pesar de ello, el ”ponente, supuestamente fascista” lo coló y los demás más callados que un mimo meditando. Así que, la credibilidad de la comisión y del propio Parlamento está llegando a niveles de la monarquía española, y así nos luce. Al más puro estilo de Marchena y sus mariachis fiscales y de los informes elaborados por un tal “Tácito”. Error detectado por la Eurocámara, pero cuya enmienda no ha modificado un ápice la decisión del pleno del Parlamento.
La polvareda no se ha hecho esperar. Una lista de 52 eurodiputados de partidos e ideologías diferentes demandando parar el proceso de levantar la inmunidad, porque, entre otras cosas: “·El tribunal que solicita la renuncia, El TS español, no es la autoridad competente para hacer la solicitud”, además, de la persecución política a la que están sometidos los tres suplicados. Y declararon que no hacían esta demanda “por las ideas defendidas” de los diputados independentistas sino por defender “la inmunidad parlamentaria contra la justicia, sistema de estado miembro que ha demostrado su voluntad de perseguir a los que organizan un referéndum para que los ciudadanos de Catalunya pudieran expresar libremente su opinión”. Aquí viene el recuerdo de la campaña de Pedro Sánchez en las elecciones generales del 2019, donde “prometió traer de vuelta a España al expresidente catalán Carles Puigdemont, huido a Bélgica desde octubre de 2017, para que responda ante la justicia”. Hecho que ya hizo ante la justicia alemana y la belga. Pero parece ser que son justicias diferentes. Argumentó que sería con la fiscalía. “¿La fiscalía depende del Gobierno?… Pues ya está”. Una contradicción, cuando durante la causa del ‘procés’, el mismo Farsánchez defendió la independencia y la autonomía de la Fiscalía. Y es que, con esto de la división de poderes, desde que aplicaron el art. 155 del “Aporellos”, con su visto bueno y el voto de sus acólitos en el Senado, no se aclara si hay separación o es un juego de trileros, o es una oferta del super del “tres por uno”.
En la segunda votación del pleno del Parlamento, del pasado 8 de marzo, con 705 eurodiputados. Ratificando lo aprobado por el comité, y también con un resultado de apoyo a los tres eurodiputados, más grande de lo que se pensaba. Ya que sólo un 58% a aprobado el informe de levantar la inmunidad parlamentaria, mientras que un 42% ha emitido votos discrepantes (de ellos, 248 en contra y un resto de abstenciones), no apoyando el informe. Al mismo tiempo, se ha abierto una brecha en la unidad de los grupos parlamentarios, como el socialista, popular y liberal donde, alrededor de 80 diputados han roto la disciplina de voto. Y un NO mayoritario de las izquierdas del Europarlamento, que señalan la persecución política, obstaculizando que se presenten a las elecciones europeas, la presencia de cinco eurodiputados españoles, contrarios al independentismo, en la Comisión de Asuntos Jurídicos Europeos (JURI), las declaraciones públicas sobre el informe, antes, durante y después de la votación, incluso la filtración a un diario de la extrema derecha (ABC). Si esto no es “filibusterismo”, que venga dios y lo vea.
Pero, que ha levantado ampollas en el grupo socialista europeo, con sus declaraciones, ha sido el eurodiputado y exprimer ministro de Malta, Alfred Sant refiriendo al contenido del suplicatorio y a la justicia española: ”Se puede estar en desacuerdo con sus posiciones y sus tácticas, pero afirmar que cometieron un delito por organizar un motín a traición, sólo se puede justificar en términos de legislación fascista franquista”, continúa señalando “…Si se aprueba por el Parlamento, puede ser un escándalo, porque fueron elegidos democráticamente por el pueblo y estos eurodiputados han sido considerados “culpables de movilizarse pacíficamente dentro de los parámetros políticos aceptables en el resto de la UE democrática”. “…Un parlamento que adopta, repetidamente, la postura de predicar la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho a los otros”. Lo mismo que sentenció el tribunal alemán de Schleswig-Holstein, en relación a la detención de Puigdemont por la euroorden de Llarena, que negó la extradición, porque “la acusación de rebelión o sedición por organizar un referéndum pacífico no podría constituir estos delitos”.
Así que, lo que en principio parecía un suplicatorio de andar por casa, ha colocado al propio Parlamento Europeo en el ojo del huracán, como el núcleo defectuoso de las democracias europeas. Hasta el extremo de poner al juez Pablo Llarena en situación tan “embarazosa”, que no se atreve a poner en marcha las euroórdenes que tiene en el cajón, hasta que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) no le indique como salir del atolladero. Para eso ha enviado un documento con 7 preguntas “pre-judiciales”, porque la justicia belga le ha denegado la euroorden de extradición del conseller Lluís Puig y lo ha dejado con el culo al aire, en cuanto como le puede resultar pedir la extradición de Puigdemont, Comin y Ponsatí. También ha menospreciado el informe de un Grupo de Trabajo contra Detenciones Arbitrarias de la ONU dependiente del Comité de Derechos Humanos de la ONU, de mayo de 2019, en el que hacía público un veredicto pidiendo la libertad inmediata de Oriol Junqueras, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, al tiempo que instaba al gobierno español a indemnizarlos y hacer una investigación exhaustiva e independiente del caso.
Pero como el gobierno español, sea progresista o no, le importa un comino lo que diga el Comité de Derechos Humanos de la ONU, aunque firme todos los acuerdos. Y dicho informe fue comunicado a Marchena durante el juicio (causa general) de los procesados por el 1-O, y como el que oye llover. ¡Agua va!
Lo de llenarse la boca con la frase “democracia plena” forma parte de la letanía del ejecutivo (menos progresista), desde la portavoz Montero, pasando por la ministra de Asuntos Exteriores recordándolo al homólogo ruso, y aterrizando en la vicepresidenta Calvo, reprochando a Pablo Iglesias: ”España es una de las grandes democracias del mundo…”. Si Ud. lo dice tendría que ir al oculista, porque yo no la veo así, más bien defectuosa, con manchones y desconchados. Y, de camino, mire como funciona la “in-justicia” del TS, que se ve que alguna clase de la asignatura “Democracia” se la han saltado.
1066. Sí. Esa es la cifra que recoge un informe elaborado por la doctora Nuria Pujol-Moix (profesora emérita de la
Por un lado, los contagios por coronavirus en Catalunya, van, a la chita callando subiendo puntos, tanto el Barcelona ciudad como el área metropolitana, y en la región sanitaria de Lleida un incremento del 41% en la última semana.
Así que no juguemos a justicieros con la salud que vamos a salir como el rosario de la aurora. Que más vale pecar por exceso de precaución que haciendo arreglitos por aquí y por allá, para no enfadar al personal.
El Estado, a través de su lacayo Sánchez, por decir algo, ya que un tal Mpunto Rajoy se comportaba igual y ya no distingo el uno del otro, o el otro del uno, está acelerando un plan estratégico desde los diferentes ángulos del Estado que confluyen, de cara a la publicación de la sentencia del 1-O, abriendo diversos frentes de represión para asfixiar al movimiento independentista antes de que llegue el 10-N.