Justicia versus “Justicia”
O lo que es lo mismo: La Justicia frente a la “Justicia”, un entrecomillado que deja en el aire la
Una forma diferente de ver la actualidad política y social.
Un balcón para la Historia.
Un Racó per a Catalunya.
“Desnudo, ligero de equipaje, exiliado, ocupas la única tierra
que te pertenece…
Víctima del fascismo
de aquella España,
tu querida España…
cruel, rancia, irreverente.”.
(Mariano Jurado A. 14 de abril, 2025)
Versos, escritos por mi amigo Mariano, en el día de hoy, dedicados a Antonio Machado, republicano y muerto en el exilio.
Hoy se cumplen 94 años, del nacimiento de la II República, que salió de las urnas municipales del pueblo, y durante un primer bienio, llamado Bienio Social o Azañista (31-33), intentó reformar un país deshecho y expoliado por un rey putero y ladrón, modernizarlo en cuestiones trascendentales, y con una Constitución democrática y progresista, que la derecha no votó. Legalización del divorcio, aconfesionalidad del Estado y escuela laica, entre otros derechos como incluir el voto de las mujeres (Clara Campoamor). Con un programa de reformas en: lo militar, lo agrario, lo religioso y lo regional. Pero, los milicos no estaban por la labor y montaron una sublevación militar (la Sanjurjada, 1932), ensayo de la siguiente, que se quedó a las puertas del golpe de estado que se llevaría a cabo en 1936. Unas reformas que pondrían en pie de guerra a la derecha más rancia, a los caciques, a la iglesia y al ejército. Pero un segundo bienio, el gobierno derivó hacia la derecha en el llamado el “bienio negro” y dio un cambio total al sistema: “La derecha menos republicana y menos monárquica, tras ganar las elecciones en noviembre de 1933, impuso su dirección al nuevo gobierno y no sólo frenó las reformas, sino que desmontó en unos meses casi toda la obra de los gabinetes del bienio anterior. (LE. Íñigo Fernández: “Breve historia de la II República Española”). Todo ello, fomentó las condiciones para que el ejército tomara la “riendas” del poder, dando un golpe de estado y tras una guerra fratricida de casi tres años, implantó una dictadura que duraría alrededor de 40 años.
Y ahora, cada vez que asomo la cabeza por la ventana y oigo pasar un tren por la cercana estación que tengo al alcance, imagino que en lo alto de la máquina se verán banderas tricolores anunciando que la “III REPÚBLICA” va en camino. Aunque a esta altura de la “democracia plena”, según algunas voces asentadas en el bipartidismo, me dan la sensación que este tren no tiene destino, ni la vía tiene final. Que todo se mueve de forma circular, sin estaciones, ni apeaderos, donde los viajeros parecen sombras con la mirada perdida hacia una idea llamada “República”. O, quizás el tren esté estacionado en vía muerta, esperando un “maquinista” que lo ponga en marcha
Pero aquella “República” añorada en la presunta “Transición” quedó aparcada cuando las “corrientes” políticas que pululaban en la oposición, allá por el 1976 y 1977, se pavoneaban, sacando pecho, de revolotear las banderas tricolores recordando un pasado republicano. Pero, al igual que las estrofas de la canción “Libertad sin ira”, fueron sólo eso, estrofas, que aquellos “viejos que en este país dijeron, que hubo una guerra, que había dos Españas. Que guardan aún el rencor de viejas deudas”, son sólo palabras que se lleva el viento. O, no. Un aproximado retrato lo hizo Carlos Cano en su “Metamorfosis” cuando cantaba: “tiempo de los enanos, de los liliputienses, de títeres, caretas, de horteras y parientes, de la metamorfosis y la mediocridad que de birlibirloque te saca una autoridad”. Y en esas estamos después de tantos años esperando, que los “chicos de barba” y los descamisaos” que subían como un gamo la invisible montaña”, recuperen lo olvidado y la esperanza de nuestra generación”, pero va a ser que no.
Que los partidos políticos autodenominados republicanos y de izquierda, ¡Faltaría más! han dejado de lado los ideales para una nueva República y han abrazado la monarquía. Como dijo una vicepresidenta del gobierno socialista, hace unos años: “Creo que el rey está en el presente y el futuro de nuestro país”. Al tiempo que se vanagloriaba de que el país estaba en una “democracia plena”. Aquellos que saludaban a los “viejos del lugar”, tienen aparcado el sueño de una Tercera República, porque el nuevo régimen parlamentario democrático, surgido del “Putiferio de la Transición” aceptaron la monarquía borbónica y la bandera bicolor, tal como les exigió el secretario general del Movimiento Nacional (Suárez), encumbrado a presidente del gobierno de la mano del heredero del franquismo, “el sucesor del dictador”, si querían entrar en el juego político, que seguía “atado y bien atado”.
Sin olvidar aquel mayo del 78, en la Comisión Constitucional del Congreso, sobre la reforma política del Estado, cuando dejaron unas “perlas” republicanas que, leyéndolas a día de hoy, hacen daño a la memoria. Las dejó el representante socialista, Luís Gómez Llorente, el más izquierdista de los de Suresnes (1974) y muy posible líder, junto a Pablo Castellano, pero no contaron con el “clan sevillano” que tenía mucho verbo y se quedaron con la “moto”: “Ni creemos en el origen divino del poder, ni compartimos la aceptación de carisma alguno que privilegie a este o a aquel ciudadano simplemente por razones de linaje. El principio dinástico por sí solo no hace acreedor, para nosotros, de poder a nadie sobre los demás ciudadanos. (…) Entendemos que la forma republicana del Estado es más racional y acorde bajo el prisma de los principios democráticos”. Al final concluyó su intervención diciendo que, aunque la preferencia era republicana, tampoco la cosa es incompatible con la monarquía, si esta cumple el más escrupuloso respeto a la soberanía popular…”Aquí lo dejo, tal cual, (publicado en la revista Muy Interesante. J.A. Martos. La Tercera República, un sueño aparcado. 28/08/2024). Un voto perdido, porque nadie lo apoyó. Y una monarquía que ha hecho de su capa un sayo y de la Zarzuela un Putiferio Nacional en todos sus significados.
Tanto, socialistas como comunistas inclinaron la cerviz y nos dejaron “con la miel en los labios y escarcha en el pelo”.
En 1995, Victoria Prego, hizo una entrevista a Adolfo Suárez, que permaneció oculta hasta que en 2016 se publicó, dos años después de fallecido Suárez, en la Sexta Columna, donde un ex presidente, a “micrófono tapado” reconocía: ““que la mayor parte de los jefes de Gobierno extranjeros me pedían un referéndum sobre monarquía o república” …” Hacían encuestas y perdíamos. Era Felipe (González) el que les estaba pidiendo a los otros que lo pidieran. Entonces yo metí la palabra rey y la palabra monarquía en la Ley. Y así dije que había sido sometido a referéndum ya”. Las encuestas las hicieron a través de la Fundación Foessa, bajo el nombre ““Informe sociológico sobre la situación social de España” (realizado en1970 y publicada una síntesis en 1972, donde se omitieron los datos relativos a la preferencia del sistema para después de Franco)
Pero la polémica sobre República si, república no, desapareció de los debates con la llegada del PSOE a la Moncloa allá por los ochenta. Aunque algún aristócrata, por aquel entonces, decía que el golpe de Estado del 23F se debía a la existencia de “una confabulación que pretende desestabilizar al Gobierno, provocar la abdicación del rey y proclamar la República”.
¡Gensanta! Que la Guardia civil de la época pegara un tiro al techo de la Casa de los Leones para reclamar una República. ¡Vamos! Que lo del Elefante Blanco no estaba en sus proclamas. Y alguien le salió al paso aristocrático con la puya en la cruceta de la monarquía parlamentaria, acusándola de: “Encubrir una oligocracia política en la que es imposible controlar a los gobernantes” (García Trevijano: El discurso de la República)
Que la República no sea la panacea política para gobernar un país, es posible. Pero prefiero una República donde yo pueda elegir mis representantes, incluido el jefe del Estado, que no mantener, una familia de borbónicos que creen que el poder les vino de lo divino, siendo herederos de un dictador, que juraron mantener los principios del Movimiento, viviendo a costa de lo público y haciendo que el Estado sea parte de su Putiferio. Que la impunidad y la irresponsabilidad rindan cuentas ante la justicia. Quiero ser ciudadano, no súbdito.
Otro año más mirando pasar los trenes, por si veo alguno llamado REPÚBLICA.
O lo que es lo mismo: La Justicia frente a la “Justicia”, un entrecomillado que deja en el aire la
Y cuando quisieron darse cuenta, los 300, no los del rey espartaco Leónidas, sino los de un tal Elena, que estaba al borde de un ataque de nervios, allá por el cuartel general, rodeado por mandos y “camareros”, revisando el “guion” que no cuadraba con lo que les había dicho desde la política. ¡Algo ha fallado! Diría alguno pegado a la pared, al estilo de aquel que “bramó” ¿Dónde coño están las urnas? O algo por el estilo.
CONCLUSIONES Y BIBLIOGRAFÍA
La historiografía relacionada con la Inquisición proporciona indicios suficientes para hacernos dudar si es una inquisición que se transforma o son dos que en un momento determinado la medieval tiene que ceder el paso a la moderna porque han surgido nuevas formas de herejía que hacen más complejos lo métodos para acabar con ella. Hay autores que mantienen que la segunda sustituyó a la primera.